sábado, 30 de junio de 2018

CAPÍTULO 1. *EL PROPÓSITO DE DIOS PARA SU IGLESIA.

EL PROPÓSITO DE DIOS PARA SU IGLESIA.

LA IGLESIA ES EL MEDIO SEÑALADO POR DIOS PARA LA SALVACIÓN DE LOS HOMBRES. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo. Desde el principio fue, el plan de Dios que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria.

La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y mediante la iglesia se manifestará con el tiempo, aún a "los principados y potestades en los cielos"(Efe. 3:10), el despliegue final y pleno del amor de Dios.

MUCHAS Y MARAVILLOSAS SON LAS PROMESAS REGISTRADAS EN LAS ESCRITURAS EN CUANTO A LA IGLESIA. "Mi casa, casa de oración será llamada de todos los pueblos."(Isa. 56:7.) "Y daré a ellas, y a los alrededores de mi collado, bendición; y haré descender la lluvia en su tiempo, lluvias de bendición serán... Y despertaréles una planta por nombre, y no más serán consumidos de hambre en la tierra, ni serán más avergonzados de las gentes. Y sabrán que yo su Dios Jehová soy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice el Señor Jehová."(Eze. 34:26,29-31.)

"Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí; para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová; y fuera de mí no hay quien salve. Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros extraño. Vosotros pues sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios." "Yo Jehová te he llamado en justicia, y te tendré por la mano; te guardaré y te pondré por alianza del pueblo, por luz de las gentes; para que abras ojos de ciegos, para que saques 10 de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que están de asiento en tinieblas." (Isa. 43:10-12; 42:6,7.)

"En hora de contentamiento te oí, y en el día de salud te ayudé: y guardarte he, y te daré por alianza del pueblo, para que levantes la tierra, para que heredes asoladas heredades; para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Manifestaos. En los caminos serán apacentados, y en todas las cumbres serán sus pastos.  No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manaderos de aguas. Y tornaré camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas...

"Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes: porque Jehová ha consolado su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia. Mas Sión dijo: Dejóme Jehová, y el Señor se olvidó de mí. ¿Olvidaráse la mujer de lo que parió, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas te tengo esculpida: delante de mí están siempre tus muros." (Isa. 49:8-16.)

LA IGLESIA ES LA FORTALEZA DE DIOS, SU CIUDAD DE REFUGIO, QUE ÉL SOSTIENE EN UN MUNDO EN REBELIÓN. Cualquier traición a la iglesia es traición hecha a Aquel que ha comprado a la humanidad con la sangre de su Hijo unigénito.

Desde El Principio, las almas fieles han constituido la iglesia en la tierra.

En Todo Tiempo el Señor ha tenido sus atalayas, que han dado un testimonio fiel a la generación en la cual vivieron. Estos centinelas daban el mensaje de amonestación; y cuando eran llamados a deponer su armadura, otros continuaban la labor. Dios ligó consigo a estos testigos mediante un pacto, uniendo a la iglesia de la tierra con la iglesia del cielo.

Él ha enviado a sus ángeles para ministrar a su iglesia, y las puertas del infierno no han podido prevalecer contra su pueblo.

A TRAVÉS DE LOS SIGLOS DE PERSECUCIÓN, lucha y tinieblas, Dios ha sostenido a su iglesia. Ni una nube ha caído sobre ella sin 11 que él hubiese hecho provisión; ni una fuerza opositora se ha levantado para contrarrestar su obra, sin que él lo hubiese previsto. Todo ha sucedido como él lo predijo. Él no ha dejado abandonada a su iglesia, sino que ha señalado en las declaraciones proféticas lo que ocurriría, y se ha producido aquello que su Espíritu inspiró a los profetas a predecir. Todos sus propósitos se cumplirán. Su ley está ligada a su trono, y ningún poder del maligno puede destruirla.

La verdad está inspirada y guardada por Dios; y triunfará contra toda oposición.

Durante los siglos de tinieblas espirituales, la iglesia de Dios ha sido como una ciudad asentada en un monte. De siglo en siglo, a través de las generaciones sucesivas, las doctrinas puras del cielo se han desarrollado dentro de ella. Por débil e imperfecta que parezca, la iglesia es el objeto al cual Dios dedica en un sentido especial su suprema consideración. Es el escenario de su gracia, en el cual se deleita en revelar su poder para transformar los corazones.

"¿A QUÉ HEMOS DE COMPARAR EL REINO DE DIOS? Preguntó Cristo,­ ¿O Con Qué Semejanza Lo Representaremos?" (Mar. 4:30, V.M.) El No Podía Emplear Los Reinos Del Mundo Como Símil. No Podía Hallar En La Sociedad Nada Con Que Compararlo.

LOS REINOS TERRENALES son regidos por el ascendiente del poder físico; pero del reino de Cristo está excluída toda arma carnal, todo instrumento de coerción. Este reino está destinado a elevar y ennoblecer a la humanidad.

LA IGLESIA DE DIOS ES EL PALACIO DE LA VIDA SANTA, lleno de variados dones, y dotado del Espíritu Santo. Los miembros han de hallar su felicidad en la felicidad de aquellos a quienes ayudan y benefician.

ES MARAVILLOSA la obra que el Señor determina que sea realizada por su iglesia, a fin de que su nombre sea glorificado. Se da un cuadro de esta obra en la visión de Ezequiel del río de la salud: "Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán a la llanura, y entrarán en la mar; y entradas en la mar, recibirán sanidad las aguas. Y será que toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos arroyos, vivirá: 12 . . . y junto al arroyo, en su ribera de una parte y de otra, crecerá todo árbol de comer: su hoja nunca caerá, ni faltará su fruto: a sus meses madurará, porque sus aguas salen del santuario: y su fruto será para comer, y su hoja para medicina."(Eze. 47:8-12.)

DESDE EL PRINCIPIO Dios ha obrado por medio de su pueblo para proporcionar bendición al mundo.

Para La Antigua Nación Egipcia Dios hizo de José una fuente de vida. Mediante la integridad de José fue preservada la vida de todo ese pueblo.

Mediante Daniel Dios salvó la vida de todos los sabios de Babilonia.

Y esas liberaciones son lecciones objetivas; ilustran las bendiciones espirituales ofrecidas al mundo mediante la relación con el Dios a quien José y Daniel adorabanTodo aquel en cuyo corazón habite Cristo, todo aquel que quiera revelar su amor al mundo, es colaborador con Dios para la bendición de la humanidad. Cuando recibe gracia del Salvador para impartir a otros, de todo su ser fluye la marea de vida espiritual.

DIOS ESCOGIÓ A ISRAEL para que revelase su carácter a los hombres. Deseaba que fuesen como manantiales de salvación en el mundo. Se les encomendaron los oráculos del cielo, la revelación de la voluntad de Dios.

EN LOS PRIMEROS DÍAS DE ISRAEL, las naciones del mundo, por causa de sus prácticas corruptas, habían perdido el conocimiento de Dios. Una vez le habían conocido; pero por cuanto "no le glorificaron como a Dios, ni dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, . . . el necio corazón de ellos fue entenebrecido." (Rom. 1:21.)

Sin embargo, en su misericordia, Dios no las borró de la existencia. Se proponía darles una oportunidad de volver a conocerle por medio de su pueblo escogido. Mediante las enseñanzas del servicio de los sacrificios, Cristo había de ser levantado ante todas las naciones, y cuantos le miraran vivirían.

CRISTO ERA EL FUNDAMENTO DE LA ECONOMÍA JUDÍA. Todo el sistema de los tipos y símbolos era una profecía compacta del Evangelio, una presentación en la cual estaban resumidas las promesas de la redención. 13

Pero el pueblo de Israel perdió de vista sus grandes privilegios como representante de Dios. Olvidaron a Dios, y dejaron de cumplir su santa misión. Las bendiciones que recibieron no proporcionaron bendición al mundo. Se apropiaron ellos de todas sus ventajas para su propia glorificación. Se aislaron del mundo a fin de rehuir la tentación. Las restricciones que Dios había impuesto a su asociación con los idólatras para impedir que se conformasen a las prácticas de los paganos, las usaban para edificar una muralla de separación entre ellos y todas las demás naciones. Privaron a Dios del servicio que requería de ellos, y privaron a sus semejantes de dirección religiosa y de un ejemplo santo.

Los sacerdotes y gobernantes se estancaron en una rutina de ceremonias. Estaban satisfechos con una religión legal, y era imposible para ellos dar a otros las verdades vivientes del cielo. Consideraban cabalmente suficiente su propia justicia, y no deseaban que un nuevo elemento se introdujera en su religión. No aceptaban la buena voluntad de Dios para con los hombres como algo independiente de ellos mismos, sino que la relacionaban con sus propios méritos debidos a sus buenas obras.

La fe que obra por el amor y purifica el alma no podía unirse con la religión de los fariseos, hecha de ceremonias y de mandamientos de hombres.

En cuanto a Israel declara Dios: "Y yo te planté de buen vidueño, simiente verdadera toda ella: ¿cómo pues te me has tornado sarmientos de vid extraña?" (Jer. 2:21.) 

"Es Israel una frondosa viña, haciendo fruto para sí." (Os. 10:1.) "Ahora pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se había de hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que llevase uvas, ha llevado uvas silvestres?

"Os mostraré pues ahora lo que haré yo a mi viña: Quitaréle su vallado, y será para ser consumida; aportillaré su cerca, y será para ser hollada; haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerá el cardo y las espinas; y aún a las nubes 14 mandaré que no derramen lluvia sobre ella. Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta suya deleitosa. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor." (Isa. 5:3-7.) 

"No corroborasteis las flacas, ni curasteis la enferma; no ligasteis la perniquebrada, ni tornasteis la amontada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia." (Eze. 34:4.).

Los jefes judíos se consideraban a sí mismos demasiado sabios para necesitar instrucción, demasiado justos para necesitar salvación, demasiado altamente honrados para necesitar el honor que proviene de Cristo.

El Salvador se apartó de ellos para confiar a otros los privilegios que ellos habían profanado y la obra que habían descuidado. La gloria de Dios debe ser revelada, su palabra afirmada. El reino de Cristo debe establecerse en el mundo. La salvación de Dios debe darse a conocer en las ciudades del desierto; y los discípulos fueron llamados para realizar la obra que los jefes judíos no habían hecho. 15

Los Hechos De Los Apóstoles En La Proclamación

Del Evangelio De Jesucristo. (EGW). MHP


miércoles, 13 de junio de 2018

PREFACIO. LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES EN LA PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO. POR ELENA G. DE WHITE.


En todas las épocas de la triste y contradictoria carrera del mundo, Dios ha tenido sus testigos. En la naturaleza, la hierba y las flores, los matorrales y los arbustos, los valles y las llanuras, las montañas y las colinas, los ríos y los lagos, los mares y la tierra, han dado testimonio de su sabiduría, habilidad y bondad. Los cielos han dado testimonio de su poder, su omnisciencia y su divinidad. Los flamígeros orbes y resplandecientes estrellas han declarado con lenguas de luz la gloria de Dios, y revelado a los hombres la hermosura de sus obras. 

Durante siglos, su Palabra bienaventurada, viva y escrita, ha relatado la historia de su amor creador y redentor, e invitado fervorosamente a los hombres a acudir a él para hallar justicia, paz y descanso. Preeminentemente, se destaca a través de los siglos el Testigo Fiel y Verdadero, nuestro Señor Jesucristo, la Palabra de Dios encarnada, la plenitud de judíos y gentiles. Siguiendo en orden al Hijo divino, y mayor aún en su influencia directa, es la manifestación de la vida de nuestro Señor entre los hombres. Dios se deleita en tomar al ser humano imperfecto y transformarlo para "alabanza de la gloria de su gracia." Lo hizo de una manera supereminente después de la resurrección de nuestro Señor. 

El testimonio de Dios en los apóstoles y evangelistas fue el testimonio de una humanidad regenerada, creada de nuevo y engrandecida. Al pescador, al escriba, al estudiante, al médico, al hacedor de tiendas, habían sido reveladas visiones de Dios; y esas visiones, en el poder de Cristo, hicieron de los hombres que temían a Dios, pero no 6 temblaban ante el rostro de los hombres, seres que moldearon los siglos siguientes. 

A sus volúmenes maravillosamente instructivos de la serie: Patriarcas y Profetas, El deseado de Todas las Gentes y El Conflicto de los Siglos, la autora añadió Los Hechos de los Apóstoles, donde estudia los anales de los que testificaron por Dios después de la vida de nuestro Señor.

 Este libro inspirado arroja raudales de luz sobre la iglesia apostólica y el portentoso significado que tiene para nosotros en este tiempo. 
La iglesia militante exige una iglesia triunfante. En toda su guerra, sus pruebas, sus derrotas, ha tenido la visión de su victoria. Sobre todos los ruidos discordantes de la tierra, ha oído la voz alentadora de su Capitán. El que sufrió por sus hijos los está escogiendo para que reinen con él. 

 El que vino a morir en la humillación, el Doliente, vuelve en gloria, como el que ha de reinar para siempre. Los editores se alegran por tener oportunidad de dar a las almas expectantes, anhelantes, fervorosas, y al público en general, que busca la salvación en Cristo Jesús, este libro valioso, esta historia de los testigos de Dios. Los editores. EGW HAP MHP

lunes, 4 de junio de 2018

07. ¿QUÉ ES UN SACRIFICIO VIVO SANTO, AGRADABLE A DIOS? ¿VIVIR CONFORME A LOS DICTADOS DE LA MODA, TENDRÁ QUE VER ALGO CON CONFORMARSE A ESTE SIGLO?

 
"ASÍ que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno". 
Rom. 12:1-3.

 1 ASÍ QUE, HERMANOS. 
Podría referirse de nuevo y especialmente a la declaración de la misericordia de Dios que todo lo abarca (cap. 11: 32-36), o en una forma más general a todo el tema precedente de la epístola, cuya culminación está en el cap. 11: 32-36. El creyente ha sido justificado por la fe en Cristo y restaurado para que ame y confíe como hijo adoptivo de Dios, por lo tanto debe vivir una vida de pureza y santidad de acuerdo con su 611 nueva situación. 

 Por eso Pablo aclara que la doctrina de la justificación por la fe y la salvación por la gracia no fomentan ni permiten la impiedad, ni tampoco un negligente menosprecio de los mandamientos de Dios. Por el contrario, el creyente que ha sido justificado y está siendo santificado llega a estar aun más dispuesto a obedecer, pues "la justicia de la ley" se está cumpliendo en él (cap. 8: 4). 
Con amor y gratitud procura aun más fervientemente conocer, entender y cumplir "la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (cap. 12:2). 

 OS RUEGO. Pablo procede ahora a considerar la aplicación práctica de la doctrina de la justificación por la fe que ha explicado tan cuidadosamente en los cap. 1-11. La justificación por la fe no sólo significa el perdón del pecado, sino también una vida nueva. Incluye santificación y justificación, transformación y reconciliación. El propósito de Dios es restaurar completamente a los pecadores para hacerlos idóneos para vivir en su presencia. 

MISERICORDIAS DE DIOS. Gr. oiktirmós, palabra que expresa la más tierna compasión (ver 2 Cor. 1: 3). Es un término más enfático que eleos, el vocablo que se traduce "misericordia" en Rom. 11: 31. Pablo presenta esta tierna compasión como el motivo para la obediencia. Dios ha demostrado una misericordia tan grande al dar a su Hijo para que muriera por los pecadores y al perdonar sus rebeliones, que debieran con gozo consagrarse a él.

 PRESENTÉIS. Gr. paríst'mi, "colocar al lado", por lo tanto, 
"presentar". Compárese con el uso de esta palabra en Luc. 2: 22; 
Efe. 5: 27; Col. 1: 28. 

 VUESTROS CUERPOS. Pablo primero exhorta a los cristianos a que consagren su cuerpo a Dios, y después los insta a presentarle sus facultades intelectuales y espirituales (vers. 2). 

La verdadera santificación es la consagración de todo el ser: "espíritu, alma y cuerpo" (1 Tes. 5: 23), el armonioso desarrollo de las facultades físicas, mentales y espirituales, hasta que la imagen de Dios -en la cual fue creado el hombre- sea perfectamente restaurada (Col. 3: 10). 

 *La condición de la mente y del alma depende en gran medida de la condición del cuerpo. Por lo tanto, es esencial que las facultades físicas sean conservadas en óptima salud y en el mejor vigor posible. 

Cualquier práctica dañina o complacencia egoísta que disminuya la fortaleza física dificulta el desarrollo mental y espiritual. El enemigo de las almas conoce bien este principio, y por lo tanto dirige sus tentaciones al debilitamiento y a la degradación de la naturaleza física. 

Los resultados de esa mala obra eran perfectamente evidentes para Pablo quien procuraba rescatar a los paganos de sus prácticas degradantes (ver Rom. 1: 24, 26-27; 6: 19; Col. 3: 5, 7) y se esforzaba por afirmar a los nuevos conversos en pureza de vida (ver 1 Cor. 5: 1, 9; 6: 18; 11: 21; 2 Cor. 12: 21). Por lo tanto, los exhorta a que presenten sus "miembros" a Dios como "instrumentos de justicia" (Rom. 6: 13; cf. 1 Cor. 6: 15, 19; 7: 34). 

 El cristiano debe someter las tendencias de su naturaleza física bajo el dominio de las facultades más elevadas de su ser, y éstas a su vez deben estar sometidas al control de Dios. 
"La Facultad regia de la razón, 
santificada por la gracia divina, 
debe regir la vida" (PR 359). 

Sólo entonces el creyente puede ser hecho idóneo para ofrecer a Dios un "culto racional" (ver com. "racional" y "culto").

 SACRIFICIO VIVO. 
Los sacrificios del sistema ceremonial del AT consistían de animales muertos. El sacrificio cristiano consiste de una persona viva. El adorador cristiano se presenta vivo, con todas sus energías y facultades consagradas al servicio de Dios. 

SANTO. A los judíos se les había prohibido expresamente que ofrecieran en sacrificio un animal que fuera cojo o ciego, o que tuviera una deformidad (Lev. 1:3, 10; 3:1; 22:20; Deut. 15:21; 17:1; Mal. 1:8). Cada ofrenda era examinada cuidadosamente, y si se descubría en ella cualquier defecto, el animal era rechazado. Los cristianos también deben presentar su cuerpo en la mejor condición posible. 

Todas sus facultades y capacidades deben ser conservadas en pureza y santidad, pues de lo contrario la consagración del cristiano no puede ser aceptable delante de Dios. Esta no es una exigencia arbitraria. Dios desea la completa restauración de los creyentes. Esto incluye necesariamente la purificación y el fortalecimiento de las facultades físicas, mentales y espirituales. 

Por eso el cristiano que se somete por fe a la forma que Dios tiene de salvar al hombre, gozosamente obedecerá esta orden de considerar la salud de su cuerpo como un asunto de máxima importancia. Proceder de otra manera es estorbar la obra divina de la restauración. 

 AGRADABLE. Ver Fil. 4: 18; Col. 3: 20; Tito 2: 9. 612 El Dios que amó al mundo de tal manera que dio a su Hijo para salvar a los pecadores, "se agrada" cuando los hombres se apartan de los hábitos con los cuales se destruyen a sí mismos, y se entregan plenamente al Señor. De esa manera hacen que él pueda cumplir su bondadoso propósito de rescatarlos y llevarlos a la perfección con que originalmente fue creado el hombre. 

 CULTO. Gr. latréia. Este término implica un acto de servicio religioso o de adoración. Compárese con su uso en Heb. 9: 1 y Rom. 9: 4. Pablo está hablando de un culto que tiene que ver con la mente, la razón, el alma, como algo diferente de lo que es externo y material. 
La consagración que hace el cristiano de sí mismo a una vida de pureza y santidad es un acto de culto espiritual. 
Ya no ofrece más animales en sacrificio, sino se ofrece a sí mismo en un acto de servicio religioso que involucra su razón. 
Por eso Pedro describe a los creyentes como "un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo" (1 Ped. 2: 5; cf. CRA 82). 

 Este versículo atribuye un profundo significado a los principios de una vida saludable. El creyente cumple con un acto de culto espiritual al ofrecer a Dios un cuerpo santo y sano, junto con una mente consagrada y un corazón dedicado, porque al proceder así somete todo lo que hay en él a la voluntad de Dios y así abre el camino para la plena restauración en él de la imagen divina. 
Conservar las facultades físicas en la mejor condición posible es un acto de servicio religioso. Esto se debe a que el cristiano glorifica a Dios en su cuerpo (1 Cor. 6: 20; cf. 1 Cor. 10: 31), cuando sirve como ejemplo vivo de la gracia salvadora de Dios y participa con gran fuerza y energía en la obra de difundir el Evangelio. 
En esta forma fue como la corte de Babilonia contempló en Daniel y en sus compañeros "una ilustración de la bondad y beneficencia de Dios, así como del amor de Cristo" (PR 359). 
 Sus vidas puras y su notable desarrollo físico, mental y espiritual fueron una demostración de lo que Dios hará por aquellos que se entregan a él y procuran realizar los propósitos divinos. Ver com. Dan. 1: 12, 18.

 RACIONAL. Gr. logikós, "razonable", "espiritual', "lógico". Esta palabra aparece sólo una vez más en el NT en 1 Ped. 2: 2, donde se ha traducido como "espiritual" (ver comentario respectivo). 

 2. CONFORMÉIS.
Gr. susj'matízÇ, "conformarse uno al molde de otro". Este verbo también se usa en 1 Ped. 1: 14. 

 SIGLO. Gr. aiÇn, "edad" o "siglo" (ver com. Mat. 13: 39; 24: 3). 
La expresión "los hijos de este siglo" (Luc. 16: 8; 20: 34) podría traducirse "los hijos de este mundo", como se lee en la BJ. El cristiano no debe vivir de acuerdo con los usos de este siglo, como acostumbraba hacerlo cuando vivía según la carne (Rom. 8: 12); por el contrario, debe experimentar una completa transformación por medio de la renovación de su mente. 

 TRANSFORMAOS. Gr. metamorfóÇ, verbo del cual deriva la palabra "metamorfosis". En Mat. 17: 2; Mar. 9: 2 se usa para describir la transfiguración de Cristo; en 2 Cor. 3: 18 describe la transformación del creyente a la imagen de Cristo. 
Pablo está diciendo que el cristiano no debe copiar las costumbres externas y mudables de este mundo, sino ser plenamente transformado en su naturaleza íntima. 
(Vivir conforme al último grito de la moda, no es vivir conforme a este principio)

La santificación incluye una separación externa del creyente de todas las costumbres profanas del mundo y una transformación interior. 

En otros pasajes del NT este cambio se describe 
como un nuevo nacimiento Juan 3: 3), 
una resurrección (Rom. 6: 4, 11, 13),
 una nueva creación (2 Cor. 5: 17; Gál. 6: 15). 
Renovación de vuestro entendimiento.

 La facultad del razonamiento de la persona, su capacidad para discernir entre lo correcto y lo incorrecto, están bajo el dominio de impulsos carnales antes de la conversión. Se describe la mente como "mente carnal" (Col. 2: 18). Pero cuando ocurre la conversión, la mente queda sujeta a la influencia del Espíritu de Dios. El resultado es que "nosotros tenemos la mente de Cristo" 
(1 Cor. 2: 13-16). "Las palabras 'os daré corazón nuevo' significan 'os daré una mente nueva"' (EGW RH 18-12-1913). 

 La muerte de la vida antigua en la carne y el comienzo de la vida nueva en el Espíritu (Rom. 6: 3-13) se describen como "el lavamiento de la regeneración y. . . la renovación en el Espíritu Santo" (Tito 3: 5). Este cambio renovador, que comienza cuando el creyente se convierte y nace de nuevo, es una transformación progresiva y continua, pues "nuestro hombre... interior... se renueva de día en día" (2 Cor. 4: 16) "hasta el conocimiento pleno" (Col. 3: 10). Y a medida que el hombre interior se va transformando por el poder del Espíritu Santo, la vida exterior 613 también va cambiando progresivamente. La santificación de la mente se revelará en una manera más santa de vivir, a medida que el carácter de Cristo se reproduzca más y más perfectamente en el creyente (ver PVGM 69). 

COMPROBÉIS. Gr. dokimázÇ. Esta palabra implica probar y aprobar. Incluye el doble proceso de decidir qué es la voluntad de Dios y luego aprobarla y proceder de acuerdo con ella. 
(cf. Rom. 2: 18; Efe. 5: 10; Fil. 1: 10). 
Mediante la renovación de su mente, el creyente queda capacitado para saber lo que Dios quiere que haga. Tiene discernimiento espiritual para orientarse en medio de los múltiples posibles caminos que se presentan en este siglo malo. Como ya no tiene una mente carnal sino la mente de Cristo, está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, y de esa manera puede reconocer y entender la verdad (Juan 7: 17). 
Sólo la mente que ha sido renovada por el Espíritu Santo puede interpretar correctamente la Palabra de Dios. 
Las Escrituras inspiradas sólo pueden ser entendidas mediante el discernimiento que da el mismo Espíritu por el cual fueron dadas originalmente (ver Juan 16: 13-14; 1 Cor. 2: 10 -11; OE 312). 

 CUÁL SEA LA BUENA. Es posible traducir la última parte del versículo de esta manera: "De forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto" (BJ). De acuerdo con la traducción de la RVR, se describen las características de la voluntad de Dios; según la traducción de la BJ, el contenido de su voluntad. La diferencia esencial de significado es mínima. 

 3. DIGO, PUES.
Pablo ahora procede a demostrar los resultados prácticos de una mente renovada e iluminada. Primero habla de la humildad y de la cordura que convienen a un creyente consagrado y del uso adecuado de los dones espirituales para la edificación unificada de la iglesia. 

 POR LA GRACIA. Pablo habla en virtud de la autoridad que le fue conferida como apóstol para declarar la voluntad de Dios 
(ver Rom. 1: 5; 15: 15-16; 1 Cor. 3: 10; 15: 10; Gál. 2: 9; Efe. 3: 2, 7-8).  
A CADA CUAL. "A todos y a cada uno" (BJ). Con estas enfáticas palabras Pablo expresamente incluye a cada miembro de la iglesia de Roma, no importa cuán encumbrado fuera su cargo o cuán grande su Influencia. Quizá Pablo temía que los cristianos de Roma pudieran caer en la misma condición de presunción espiritual en que habían caído los creyentes de Corinto, desde cuya ciudad estaba escribiendo esta epístola (cf. 1 Cor. 1-5; 2 Cor. 10: 13). 

 QUE NO TENGA MÁS ALTO CONCEPTO. 
En griego hay un juego de palabras que no se puede reproducir fácilmente en castellano. La traducción literal poco más o menos sería: "no juzgarse más allá de lo que uno debe juzgarse sino juzgar para juzgar con sabiduría". Esta es una decidida admonición contra la presunción propia. Necesitamos llegar a conocer bien los puntos débiles y también los puntos fuertes de nuestro carácter para que podamos estar constantemente en guardia, no sea que emprendamos actividades o aceptemos responsabilidades que Dios nunca nos ha asignado (ver OE 334). 

 CORDURA. Gr. sÇfronéÇ, "tener sano juicio", "estar en sus cabales", "pensar con sabiduría". La persona altiva y presuntuosa no está bien equilibrada. La humildad es el efecto inmediato de la entrega a Dios y la consiguiente renovación de la mente. 
 El creyente consagrado reconoce su dependencia de la gracia de Dios por cada don espiritual del que pueda disfrutar, y esto no deja lugar para una indebida estima propia. El cristiano se estima con sensata discriminación y sano juicio. 

 LA MEDIDA DE FE. Esta es la verdadera norma por la cual el ser humano debe medirse a sí mismo. La persona cuya mente no ha sido renovada y que es carnal, se estima mediante las normas del mundo: por la riqueza, la posición o el conocimiento. Siempre se está esforzando por dar la impresión de que es más grande de lo que realmente es. Pero cuando interviene la fe y se renueva la mente, el creyente recibe la facultad para discernir las verdaderas limitaciones de sus capacidades. 

La fe le proporciona una nueva norma de medida para determinar con precisión la naturaleza y los alcances de sus capacidades, y por eso no se excede en lo que piensa de sí mismo. Comprende que mientras más grande sea su fe, mayor será su influencia espiritual y su poder. Pero esto no le enorgullecerá, pues mientras mayor sea su medida de fe más penetrante será la comprensión de su completa dependencia de Dios. CBA EGW MHP

viernes, 1 de junio de 2018

06. ¿EL FIN DE LA LEY ES CRISTO?


“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”. Rom. 10:4. 

 EL FIN DE LA LEY ES CRISTO. 
La palabra griega télos, "fin", 
está aquí en una posición que realza su importancia. 
Esta afirmación ha sido interpretada de diversas maneras: 
que Cristo es la terminación de la ley; 
que Cristo es la meta o propósito de la ley (cf. Gál. 3: 24)
que Cristo es el cumplimiento de la ley (cf. Mat. 5:17); 
que Cristo es la terminación de la ley como medio de salvación 
(cf. Rom. 6: 14). 

La primera interpretación, llamada antinomismo o antinomianismo* es una perversión de las Escrituras (ver com. cap. 3: 31). 

Las otras tres interpretaciones son 592 verdaderas, pero la última parece concordar mejor con el contexto de este versículo, pues Pablo está contrastando la forma como Dios justifica por la fe, con los intentos humanos de justificarse por medio de la obediencia a la ley.

 El mensaje del Evangelio es que Cristo "es el fin de la ley" como medio de buscar la justicia, para todo aquel que ejerce fe. Quizá sea significativo que en el griego no hay artículo (ver com. cap. 2: 12), lo que indica que Pablo se refiere al principio de ley en general y no a una ley en particular. Además, la tendencia de todo el razonamiento muestra que el apóstol Pablo está hablando de ley en sentido general. 

Este versículo no implica que se podía lograr la justicia mediante la observancia de la ley en el tiempo del AT, y que con la venida de Cristo la fe sustituyó a la ley como un medio de alcanzar la justicia. 
Desde la caída de Adán, Dios había revelado sólo un camino por el cual los hombres pueden ser salvos: la fe en el Mesías venidero. 
(Gén. 3: 15; 4: 3-5; Heb. 11: 4; cf. Rom. 4). 

Tampoco debe entenderse este pasaje en el sentido de que Cristo es la terminación de la ley de Dios, y que, por lo tanto, los hombres no están más bajo la obligación de obedecerla.

 Cristo es la solución de la ley porque es la solución final del problema del pecado, hecho patente por la ley. El propósito de Dios al proclamar sus leyes a Israel fue mostrarle su pecaminosidad (Rom. 3: 20) y su necesidad de un Salvador (Gál. 3: 24). 

Pero los judíos habían pervertido el propósito de Dios y usado sus leyes -la moral y la ceremonial- como medio para establecer su propia justicia mediante sus esfuerzos de obediencia legalista.

Cristo vino para poner fin a este abuso de la ley y para restablecer el sendero de la fe. Esta fe no abroga la ley sino que la establece (ver com. Rom. 3: 31) y hace posible que los hombres cumplan con sus requerimientos (ver com. cap. 8: 4). CBA MHP