viernes, 28 de junio de 2019

CAPÍTULO 9. LOS SIETE DIÁCONOS.

Basado en Hechos 6:1-7.

"EN AQUELLOS días, habiéndose multiplicado el número de los discípulos, hubo murmuración de los helenistas contra los hebreos, de que sus viudas eran descuidadas en la administración diaria." (Hech. 6: 1, V.M.)

EN LA IGLESIA PRIMITIVA HABÍA GENTE DE DIVERSAS CLASES SOCIALES Y DISTINTAS NACIONALIDADES. Cuando vino el Espíritu Santo en Pentecostés, "moraban entonces en Jerusalem Judíos, varones religiosos, de todas las naciones debajo del cielo." (Hech. 2:5.) Entre los de la fe hebrea reunidos en Jerusalén había también algunos que eran conocidos generalmente como helenistas, cuya desconfianza y aun enemistad con los judíos de Palestina databan de largo tiempo.

LOS QUE SE HABÍAN CONVERTIDO POR LA LABOR DE LOS APÓSTOLES estaban afectuosamente unidos por el amor cristiano. A pesar de sus anteriores prejuicios, hallábanse en recíproca concordia. Sabía Satanás que mientras durase aquella unión no podría impedir el progreso de la verdad evangélica, y procuró prevalerse de los antiguos modos de pensar, con la esperanza de introducir así en la iglesia elementos de discordia.

SUCEDIÓ QUE HABIENDO CRECIDO EL NÚMERO DE DISCÍPULOS, logró Satanás despertar las sospechas de algunos que anteriormente habían tenido la costumbre de mirar con envidia a sus correligionarios y de señalar faltas en sus jefes espirituales. Así "hubo murmuración de los helenistas contra los hebreos." El motivo de la queja fue un supuesto descuido de las viudas griegas en el reparto diario de socorros. Toda desigualdad habría sido contraria al espíritu del Evangelio; pero Satanás 73 había logrado provocar recelos. Por lo tanto, era indispensable tomar medidas inmediatas que quitasen todo motivo de descontento, so pena de que el enemigo triunfara en sus esfuerzos y determinase una división entre los fieles.

LOS DISCÍPULOS DE JESÚS HABÍAN LLEGADO A UNA CRISIS. Bajo la sabia dirección de los apóstoles, que habían trabajado unidos en el poder del Espíritu Santo, la obra encomendada a los mensajeros del Evangelio se había desarrollado rápidamente. La iglesia estaba ensanchándose de continuo, y este aumento de miembros acrecentaba las pesadas cargas de los que ocupaban puestos de responsabilidad. Ningún hombre, ni grupo de hombres, podría continuar llevando esas cargas solo, sin poner en peligro la futura prosperidad de la iglesia. Se necesitaba una distribución adicional de las responsabilidades que habían sido llevadas tan fielmente por unos pocos durante los primeros días de la iglesia. Los apóstoles debían dar ahora un paso importante en el perfeccionamiento del orden evangélico en la iglesia, colocando sobre otros algunas de las cargas llevadas hasta ahora por ellos.

LOS APÓSTOLES REUNIERON A LOS FIELES EN ASAMBLEA, e inspirados por el Espíritu Santo, expusieron un plan para la mejor organización de todas las fuerzas vivas de la iglesia. Dijeron los apóstoles que había llegado el tiempo en que los jefes espirituales debían ser relevados de la tarea de socorrer directamente a los pobres, y de cargas semejantes, pues debían quedar libres para proseguir con la obra de predicar el Evangelio. Así que dijeron: "Buscad pues, hermanos, siete varones de vosotros de buen testimonio, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría, los cuales pongamos en esta obra. Y nosotros persistiremos en la oración, y en el ministerio de la palabra." Siguieron los fieles este consejo, y por oración e imposición de manos fueron escogidos solemnemente siete hombres para el oficio de diáconos.

EL NOMBRAMIENTO DE LOS SIETE para tomar a su cargo determinada modalidad de trabajo fue muy beneficioso a la iglesia.  Estos oficiales cuidaban especialmente de las necesidades 74 de los miembros así como de los intereses económicos de la iglesia; y con su prudente administración y piadoso ejemplo, prestaban importante ayuda a sus colegas para armonizar en unidad de conjunto los diversos intereses de la iglesia.

ESTA MEDIDA ESTABA DE ACUERDO CON EL PLAN DE DIOS, como lo demostraron los inmediatos resultados que en bien de la iglesia produjo. "Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba mucho en Jerusalén: también una gran multitud de los sacerdotes obedecía a la fe." Esta cosecha de almas se debió igualmente a la mayor libertad de que gozaban los apóstoles y al celo y virtud demostrados por los siete diáconos. El hecho de que estos hermanos habían sido ordenados para la obra especial de mirar por las necesidades de los pobres, no les impedía enseñar también la fe, sino que, por el contrario, tenían plena capacidad para instruir a otros en la verdad, lo cual hicieron con grandísimo fervor y éxito feliz.

A LA IGLESIA PRIMITIVA se le había encomendado una obra de crecimiento constante: el establecer centros de luz y bendición dondequiera hubiese almas honestas dispuestas a entregarse al servicio de Cristo. La proclamación del Evangelio había de tener alcance mundial, y los mensajeros de la cruz no podían esperar cumplir su importante misión a menos que permanecieran unidos con los vínculos de la unidad cristiana, y revelaran así al mundo que eran uno con Cristo en Dios. ¿No había orado al Padre su divino Director: "Guárdalos por tu nombre, para que sean una cosa, como también nosotros"? ¿Y no había declarado él de sus discípulos: "El mundo los aborreció, porque no son del mundo"? ¿No había suplicado al Padre que ellos fueran "consumadamente una cosa," "para que el mundo crea que tú me enviaste"? (Juan 17:11,14,23,21.) Su vida y poder espirituales dependían de una estrecha comunión con Aquel por quien habían sido comisionados a predicar el Evangelio.

SOLAMENTE EN LA MEDIDA EN QUE ESTUVIERAN UNIDOS CON CRISTO, podían esperar los discípulos que los acompañara el 75 poder del Espíritu Santo y la cooperación de los ángeles del cielo. Con la ayuda de estos agentes divinos, podrían presentar ante el mundo un frente unido, y obtener la victoria en la lucha que estaban obligados a sostener incesantemente contra las potestades de las tinieblas. Mientras continuaran trabajando unidos, los mensajeros celestiales irían delante de ellos abriendo el camino; los corazones serían preparados para la recepción de la verdad y muchos serían ganados para Cristo. Mientras permanecieran unidos, la iglesia avanzaría "hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden." (Cant. 6:10.) Nada podría detener su progreso. Avanzando de victoria en victoria, cumpliría gloriosamente su divina misión de proclamar el Evangelio al mundo.

LA ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA DE JERUSALÉN debía servir de modelo para la de las iglesias que se establecieran en muchos otros puntos donde los mensajeros de la verdad trabajasen para ganar conversos al Evangelio. Los que tenían la responsabilidad del gobierno general de la iglesia, no habían de enseñorearse de la heredad de Dios, sino que, como prudentes pastores, habían de "apacentar la grey de Dios . . . siendo dechados de la grey" (1 Ped. 5:2,3), y los diáconos debían ser "varones de buen testimonio llenos de Espíritu Santo y de sabiduría." Estos hombres debían colocarse unidamente de parte de la justicia y mantenerse firmes y decididos. Así tendrían unificadora influencia en la grey entera.

MÁS ADELANTE EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA PRIMITIVA, una vez constituidos en iglesias muchos grupos de creyentes en diversas partes del mundo, se perfeccionó aun más la organización a fin de mantener el orden y la acción concertada. Se exhortaba a cada uno de los miembros a que desempeñase bien su cometido, empleando útilmente los talentos que se le hubiesen confiado. Algunos estaban dotados por el Espíritu Santo con dones especiales: "Primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero doctores; luego facultades; luego dones de sanidades, ayudas, gobernaciones, géneros de lenguas." (1 Cor. 12:28.) 76 Pero todas estas clases de obreros tenían que trabajar concertadamente.

"Hay repartimiento de dones; mas el mismo Espíritu es. Y hay repartimiento de ministerios; mas el mismo Señor es. Y hay repartimiento de operaciones; mas el mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos. Empero a cada uno le es dada manifestación del Espíritu para provecho. Porque a la verdad, a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu; a otro, operaciones de milagros; y a otro, profecía; y a otro, discreción de espíritus; y a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere. Porque de la manera que el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, empero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un cuerpo, así también Cristo." (1 Cor. 12: 4-12.)

SON SOLEMNES LAS RESPONSABILIDADES Que Descansan Sobre Aquellos Que Son Llamados A Actuar Como Dirigentes De La Iglesia De Dios En La Tierra. En los días de la teocracia, cuando Moisés estaba empeñado en llevar solo cargas tan gravosas que pronto lo agotarían bajo su peso, Jetro le aconsejó que planeara una sabia distribución de las responsabilidades. "Está tú por el pueblo delante de Dios ­ le aconsejó Jetro, ­ y somete tú los negocios a Dios. Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde anden, y lo que han de hacer." Jetro aconsejó además que se escogieran hombres para que actuaran como "caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta y sobre diez." Estos habían de ser "varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia." Ellos habían de juzgar "al pueblo en todo tiempo," aliviando así a Moisés de la agotadora responsabilidad de prestar atención a muchos asuntos menores que podían ser tratados con sabiduría por ayudantes consagrados. 77

EL TIEMPO Y LA FUERZA de aquellos que en la Providencia de Dios han sido colocados en los principales puestos de responsabilidad en la iglesia deben dedicarse a tratar los asuntos más graves que demandan especial sabiduría y grandeza de ánimo. No es plan de Dios que a tales hombres se les pida que resuelvan los asuntos menores que otros están bien capacitados para tratar. "Todo negocio grave lo traerán a ti ­le propuso Jetro a Moisés,­ y ellos juzgarán todo negocio pequeño: alivia así la carga de sobre ti, y llevarla han ellos contigo. Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás persistir, y todo este pueblo se irá también en paz a su lugar."

De acuerdo con este plan, "Escogió Moisés varones de virtud del pueblo de Israel, y púsolos por cabezas sobre el pueblo, caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez. Y juzgaban al pueblo en todo tiempo: el negocio arduo traíanlo a Moisés, y ellos juzgaban todo negocio pequeño." (Ex. 18:19-26.)

MÁS TARDE, al escoger setenta ancianos para que compartieran con él las responsabilidades de la dirección, Moisés tuvo cuidado de escoger como ayudantes suyos hombres de dignidad, de sano juicio y de experiencia.  

En su encargo a estos ancianos en ocasión de su ordenación, expuso algunas de las cualidades que capacitan a un hombre para ser un sabio director de la iglesia. "Oíd entre vuestros hermanos ­dijo Moisés,­ y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el que le es extranjero. No tengáis respeto de personas en el juicio: así al pequeño como al grande oiréis: no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios." (Deut. 1:16,17.)

EL REY DAVID, hacia el fin de su reinado, hizo un solemne encargo a aquellos que dirigían la obra de Dios en su tiempo. Convocando en Jerusalén "a todos los principales de Israel, los príncipes de las tribus, y los jefes de las divisiones que servían al rey, los tribunos y centuriones, con los superintendentes de toda la hacienda y posesión del rey, y sus hijos, con los eunucos, los poderosos, y todos sus hombres valientes," el anciano rey les 78 ordenó solemnemente, "delante de los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios": "Guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios." (1 Crón. 28:1,8.)

A SALOMÓN, como uno que estaba llamado a ocupar un puesto de la mayor responsabilidad, David le hizo un encargo especial: "Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto, y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende toda imaginación de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; más si lo dejares, él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora que Jehová te ha elegido. . . Esfuérzate." (1 Crón. 28:9,10.)

LOS MISMOS PRINCIPIOS de piedad y justicia que debían guiar a los gobernantes del pueblo de Dios en el tiempo de Moisés y de David, habían de seguir también aquellos a quienes se les encomendó la vigilancia de la recién organizada iglesia de Dios en la dispensación evangélica.

EN LA OBRA DE PONER EN ORDEN LAS COSAS EN TODAS LAS IGLESIAS, y de consagrar hombres capaces para que actuaran como oficiales, los apóstoles mantenían las altas normas de dirección bosquejadas en los escritos del Antiguo Testamento. Sostenían que aquel que es llamado a ocupar un puesto de gran responsabilidad en la iglesia, debe ser "sin crimen, como dispensador de Dios; no soberbio, no iracundo, no amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias; sino hospedador, amador de lo bueno, templado, justo, santo, continente; retenedor de la fiel palabra que es conforme a la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer a los que contradijeren." (Tito 1:7-9)

EL ORDEN MANTENIDO EN LA PRIMITIVA IGLESIA CRISTIANA, la habilitó para seguir firmemente adelante como disciplinado ejército revestido de la armadura de Dios. Aunque las compañías o grupos de fieles estaban esparcidos en un dilatado territorio, eran todos miembros de un solo cuerpo y actuaban 79 de concierto y en mutua armonía. Cuando se suscitaban disensiones en alguna iglesia local, como ocurrió después en Antioquía y otras partes, y los fieles no lograban avenirse, no se consentía en que la cuestión dividiese a la iglesia, sino que se la sometía a un concilio general de todos los fieles, constituido por delegados de las diversas iglesias locales con los apóstoles y ancianos en funciones de gran responsabilidad. Así por la concertada acción de todos se desbarataban los esfuerzos que Satanás hacía para atacar a las iglesias aisladas, y quedaban deshechos los planes de quebranto y destrucción que forjaba el enemigo.

"Dios no es Dios de disensión, sino de paz; como en todas las iglesias de los santos" (1Cor. 14:33), y quiere que hoy día se observe orden y sistema en la conducta de la iglesia, lo mismo que en tiempos antiguos. Desea que su obra se lleve adelante con perfección y exactitud, a fin de sellarla con su aprobación.

Los cristianos han de estar unidos con los cristianos y las iglesias con las iglesias, de suerte que los instrumentos humanos cooperen con los divinos, subordinándose todo agente al Espíritu Santo y combinándose todos en dar al mundo las buenas nuevas de la gracia de Dios. 80

Los Hechos De Los Apóstoles En La Proclamación

Del Evangelio De Jesucristo. (EGW). MHP


miércoles, 26 de junio de 2019

CAPÍTULO 8. ANTE EL SANEDRÍN

Basado en Hechos 5:12-42.

FUE LA CRUZ, INSTRUMENTO DE VERGÜENZA Y TORTURA, LA QUE TRAJO ESPERANZA Y SALVACIÓN AL MUNDO. Los discípulos no eran sino hombres humildes, sin riquezas, y sin otra arma que la palabra de Dios; sin embargo en la fuerza de Cristo salieron para contar la maravillosa historia del pesebre y la cruz y triunfar sobre toda oposición. Aunque sin honor ni reconocimiento terrenales, eran héroes de la fe. De sus labios salían palabras de elocuencia divina que hacían temblar al mundo.

EN JERUSALÉN, donde dominaban los más arraigados prejuicios y las más confusas ideas acerca de Aquel que fuera crucificado como malhechor, los discípulos predicaban valientemente las palabras de vida y exponían a los judíos la obra y la misión de Cristo, su crucifixión, resurrección y ascensión. Los sacerdotes y magistrados se admiraban del claro e intrépido testimonio de los apóstoles. El poder del Salvador resucitado investía a los discípulos, cuya obra era acompañada de señales y milagros que diariamente acrecentaban el número de creyentes. A lo largo de las calles por donde pasaban los discípulos, el pueblo colocaba a sus enfermos "en camas y en lechos, para que viniendo Pedro, a lo menos su sombra tocase a alguno de ellos." También eran traídos los afligidos por espíritus inmundos. Las multitudes acudían a los discípulos y los sanados proclamaban las alabanzas de Dios y glorificaban el nombre del Redentor.

LOS SACERDOTES Y GOBERNANTES VEÍAN QUE CRISTO ERA MÁS ENSALZADO QUE ELLOS. Como los saduceos no creían en la resurrección, se encolerizaban al oír a los discípulos afirmar que Cristo había resucitado de entre los muertos, pues comprendían 65 que si se dejaba a los apóstoles predicar a un Salvador resucitado y obrar milagros en su nombre, todos rechazarían la doctrina de que no habrá resurrección y pronto se extinguiría la secta de los saduceos. Por su parte, los fariseos se enojaban al notar que las enseñanzas de los discípulos propendían a eliminar las ceremonias judaicas e invalidar los sacrificios.

Vanos fueron todos los esfuerzos hechos hasta entonces para suprimir la nueva doctrina; pero los saduceos y fariseos resolvieron conjuntamente hacer cesar la obra de los discípulos, pues demostraban su culpabilidad en la muerte de Jesús.

POSEÍDOS DE INDIGNACIÓN, Los Sacerdotes Echaron Violentamente Mano A Pedro Y Juan Y Los Pusieron En La Cárcel Pública. Los Dirigentes De La Nación Judía manifiestamente no cumplían el propósito de Dios para con su pueblo escogido. Aquellos a quienes Dios había hecho los depositarios de la verdad se mostraron indignos de su cometido, y Dios escogió a otros para que hicieran su obra. En su ceguera, dichos dirigentes dieron ahora rienda suelta a lo que llamaban justa indignación contra los que rechazaban sus doctrinas favoritas. Ni siquiera admitían la posibilidad de que ellos mismos no entendieran correctamente la Palabra, o que hubieran interpretado o aplicado mal las Escrituras.

ACTUARON Como Hombres Que Hubiesen Perdido La Razón. Decían: ¿Qué derecho tienen esos maestros, algunos de los cuales son simples pescadores, de presentar ideas contrarias a las doctrinas que hemos enseñado al pueblo? Estando resueltos a suprimirlas, encarcelaron a los que las predicaban.

NO SE INTIMIDARON ni se abatieron los discípulos por semejante trato. El Espíritu Santo les recordó las palabras de Cristo: "No es el siervo mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán: si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado." "Os echarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os matare, pensará que hace ser 66 servicio a Dios." "Más os he dicho esto, para que cuando aquella hora viniere, os acordéis de que yo os lo había dicho." (Juan 15:20,21; 16:2,4.)

EL DIOS DEL CIELO, EL PODEROSO GOBERNADOR DEL UNIVERSO, tomó por su cuenta el asunto del encarcelamiento de los discípulos, porque los hombres guerreaban contra su obra. Por la noche, el ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y dijo a los discípulos: "Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida." Este mandato era directamente contrario a la orden dada por los gobernantes judíos; pero ¿dijeron los apóstoles: No podemos hacerlo hasta que consultemos a los magistrados, y recibamos su permiso? No; Dios había dicho: "Id," y ellos obedecieron.

"ENTRARON DE MAÑANA EN EL TEMPLO, Y ENSEÑABAN." Cuando Pedro y Juan se presentaron ante los fieles y les refirieron cómo el ángel los había guiado por entre la tropa de soldados que guardaban la cárcel, ordenándoles que reanudaran la obra interrumpida, los hermanos se llenaron de admiración y de gozo.

ENTRETANTO, EL PRÍNCIPE DE LOS SACERDOTES y los que estaban con él "convocaron el concilio, y a todos los ancianos de los hijos de Israel." Los sacerdotes y magistrados decidieron acusar a los discípulos de insurrección, de haber asesinado a Ananías y Safira, y de conspirar para desposeer a los sacerdotes de su autoridad. Con ello esperaban excitar a las turbas para que interviniesen en el asunto y tratar a los discípulos como habían tratado a Jesús. Sabían que muchos de los que no aceptaron las enseñanzas de Cristo, cansados del gobierno arbitrario de las autoridades judías, deseaban algún cambio. Los sacerdotes temían que, si estos desconformes aceptaban las verdades proclamadas por los apóstoles y, por lo tanto, a Jesús como el Mesías, la ira de todo el pueblo se levantaría contra ellos y se les haría entonces rendir cuenta del asesinato de Cristo. Decidieron tomar vigorosas medidas para evitar esto.

Cuando Enviaron Por Los Presos para que comparecieran 67 ante su presencia, grande fue el asombro general al recibirse la noticia de que se habían hallado las puertas de la cárcel cerradas con toda seguridad y a los guardas delante de ellas, pero que los presos no parecían por ninguna parte.

Pronto Llegó Este Sorprendente Informe: "He aquí, los varones que echasteis en la cárcel, están en el templo, y enseñan al pueblo. Entonces fue el magistrado con los ministros, y trájolos sin violencia; porque temían del pueblo ser apedreados."

AUNQUE LOS APÓSTOLES FUERON MILAGROSAMENTE LIBERTADOS DE LA CÁRCEL, no se libraron de la indagatoria y el castigo. Cristo les había dicho, estando con ellos: "Mirad por vosotros: porque os entregarán en los concilios." (Mar. 13:9.) Al enviarles un ángel para libertarlos, Dios les dio una muestra de su amor y una seguridad de su presencia. Ahora les tocaba a ellos, por su parte, sufrir por causa de Aquel cuyo Evangelio predicaban.

LA HISTORIA DE LOS PROFETAS Y APÓSTOLES NOS OFRECE MUCHOS NOBLES EJEMPLOS DE LEALTAD A DIOS. Los testigos de Cristo han sufrido cárcel, tormento y la misma muerte antes de quebrantar los mandamientos de Dios. El ejemplo de Pedro y Juan es heroico cual ninguno en la dispensación evangélica. Al presentarse por segunda vez ante los hombres que parecían resueltos a destruirlos, no se advirtió señal alguna de temor ni vacilación en sus palabras o actitud. Y cuando el pontífice les dijo: "¿No os denunciamos estrechamente, que no enseñaseis en este nombre? y he aquí, habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de este hombre," Pedro respondió: "Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres." Un ángel del cielo los había librado de la cárcel y ordenándoles que enseñaran en el templo. Al seguir sus instrucciones, obedecían el divino mandato, y así debían proseguir haciéndolo a pesar de cuantos impedimentos encontraran para ello.

ENTONCES EL ESPÍRITU DE LA INSPIRACIÓN DESCENDIÓ SOBRE LOS DISCÍPULOS. Los acusados se convirtieron en acusadores, inculpando de la muerte de Cristo a quienes componían el concilio. 68 Pedro declaró: "El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, al cual vosotros matasteis colgándole de un madero. A éste ha Dios ensalzado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen."

Tan airados se pusieron los judíos al oír estas palabras, que resolvieron juzgar por sí mismos y, sin más proceso ni consentimiento de los magistrados romanos condenar a muerte a los reos. Culpables ya de la sangre de Cristo, ansiaban ahora mancharse las manos con la sangre de los discípulos.

PERO HABÍA EN EL CONCILIO UN VARÓN QUE RECONOCIÓ LA VOZ DE DIOS EN LAS PALABRAS DE LOS DISCÍPULOS. Era Gamaliel, un fariseo de buena reputación, hombre erudito y de elevada categoría social. Su claro criterio comprendió que la violenta medida propuesta por los sacerdotes tendría terribles consecuencias. Antes de hablar a sus compañeros de concilio, pidió Gamaliel que se hiciese salir a los presos, pues sabía con quienes trataba y que los que habían matado a Cristo no vacilarían en cumplir su propósito.

Con mucha mesura y serenidad, Gamaliel dijo entonces: "Varones Israelitas, mirad por vosotros acerca de estos hombres en lo que habéis de hacer. Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien; al que se agregó un número de hombres como cuatrocientos: el cual fue matado; y todos los que le creyeron fueron dispersos, y reducidos a nada. Después de éste, se levantó Judas el Galileo en los días del empadronamiento, y llevó mucho pueblo tras sí. Pereció también aquél; y todos los que consintieron con él, fueron derramados. Y ahora os digo: Dejaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá: más si es de Dios, no la podréis deshacer; no seáis tal vez hallados resistiendo a Dios."

Los Sacerdotes Comprendieron Lo Razonable De Esta Opinión, y no pudieron menos que convenir con Gamaliel. Sin 69 embargo, no les fue posible dominar sus odios y prejuicios, y de muy mala gana, después de mandar que azotasen a los discípulos e intimarlos so pena de muerte a que no volviesen a predicar en el nombre de Jesús, los soltaron. "Y ellos partieron de delante del concilio, gozosos de que fuesen tenidos por dignos de padecer afrenta por el Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo."

POCO ANTES DE SU CRUCIFIXIÓN, Cristo había dejado a sus discípulos un legado de paz: "La paz os dejo -dijo,- mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo." (Juan 14: 27.) Esta paz no es la paz que proviene de la conformidad con el mundo. Cristo nunca procuró paz transigiendo con el mal. La que Cristo dejó a sus discípulos es interior más bien que exterior, y había de permanecer para siempre con sus testigos a través de las luchas y contiendas.

Cristo dijo de sí mismo: "No penséis que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino espada." (Mat. 10:34.) Aunque es el Príncipe de Paz, es sin embargo causa de división. 

El que vino a proclamar alegres nuevas y a crear esperanza y gozo en los corazones de los hijos de los hombres, originó una controversia que arde profundamente y suscita intensa pasión en el corazón humano. Y advierte a sus seguidores: "En el mundo tendréis aflicción." "Os echarán mano, y perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, siendo llevados a los reyes y a los gobernantes por causa de mi nombre." "Mas seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros." (Juan 16:33; Luc. 21:12,16.)

ESTA PROFECÍA SE HA CUMPLIDO DE MANERA NOTABLE. Todo ultraje, vituperio y crueldad que Satanás pudo inventar e instigar a los corazones humanos se ha dirigido contra los seguidores de Jesús. Y esto se cumplirá de nuevo de un modo notable; porque el corazón carnal está todavía enemistado contra la ley 70 de Dios y no quiere sujetarse a sus mandamientos.

EL MUNDO no está más en armonía hoy con los principios de Cristo le lo que estaba en los días de los apóstoles. El mismo odio que inspiró el grito: "¡Crucifícale, crucifícale!," el mismo odio que condujo a la persecución de los discípulos, obra todavía en los hijos de desobediencia. El mismo espíritu que en la Edad Media condenó a hombres y mujeres a la cárcel, al destierro y a la muerte; que concibió la aguda tortura de la Inquisición; que planeó y ejecutó la matanza de San Bartolomé, y los autos de fe de Smithfield, está todavía obrando con maligna energía en los corazones no regenerados. La historia de la verdad ha sido siempre el relato de una lucha entre el bien y el mal. La proclamación del Evangelio se ha realizado siempre en este mundo haciendo frente a la oposición, los peligros, las pérdidas y el sufrimiento.

¿CUÁL FUE LA FORTALEZA DE LOS QUE EN TIEMPOS PASADOS PADECIERON PERSECUCIÓN POR CAUSA DE CRISTO? Consistió en su unión con Dios, con el Espíritu Santo y con Cristo. El vituperio y la persecución han separado a muchos de sus amigos terrenales, pero nunca del amor de Cristo. Nunca es tan amada de su Salvador el alma combatida por las tormentas de la prueba como cuando padece afrenta por la verdad. "Yo le amaré, y me manifestaré a él," dijo Cristo. (Juan 14:21.)

Cuando el creyente se sienta en el banquillo de los acusados ante los tribunales terrenales por causa de la verdad, está Cristo a su lado.

Cuando se ve recluido entre las paredes de una cárcel, Cristo se le manifiesta y le consuela con su amor.

Cuando padece la muerte por causa de Cristo, el Salvador le dice: Podrán matar el cuerpo, pero no podrán dañar el alma. "Confiad, yo he vencido al mundo." (Juan 16:33.) "No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia."(Isa. 41:10.)

"Los que confían en Jehová son como el monte de Sión, que no deslizará: estará para siempre. Como Jerusalén tiene montes 71 alrededor de ella, así Jehová alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre." "De engaño y de violencia redimirá sus almas; y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos." (Sal. 125:1,2; 72:14.) "Jehová de los ejércitos los amparará, . . . y los salvará en aquel día Jehová su Dios como a rebaño de su pueblo: porque serán engrandecidos en su tierra como piedras de corona." (Zac. 9:15,16.) 72

Los Hechos De Los Apóstoles En La Proclamación

Del Evangelio De Jesucristo. (EGW). MHP


CAPÍTULO 7. UNA AMONESTACIÓN CONTRA LA HIPOCRESÍA.

Basado en Hechos 4:31-5:11.

MIENTRAS LOS DISCÍPULOS PROCLAMABAN LAS VERDADES DEL EVANGELIO EN JERUSALÉN, Dios añadió su testimonio a las palabras de ellos, y una multitud creyó. Muchos de esos creyentes primitivos se vieron inmediatamente separados de su familia y sus amigos por el celoso fanatismo de los judíos, y fue necesario proveerlos de alimentos y hogar.

EL RELATO DECLARA: "Ningún necesitado había entre ellos," y dice cómo se suplía la necesidad.  Los creyentes que tenían dinero y posesiones los sacrificaban gozosamente para hacer frente a la emergencia. Vendiendo sus casas o sus tierras, traían el dinero y lo ponían a los pies de los apóstoles, "y era repartido a cada uno según que había menester."

Esta generosidad de parte de los creyentes era el resultado del derramamiento del Espíritu. Los conversos al Evangelio eran "de un corazón y de un alma." Un interés común los dominaba, a saber el éxito de la misión a ellos confiada; y la codicia no tenía cabida en su vida. Su amor por los hermanos y por la causa que habían abrazado superaba a su amor por el dinero y sus bienes. Sus obras testificaban de que tenían a las almas de los hombres por más preciosas que las riquezas terrenales.

ASÍ SERÁ SIEMPRE QUE EL ESPÍRITU DE DIOS TOME POSESIÓN DE LA VIDA. Aquellos cuyo corazón está lleno del amor de Cristo, seguirán el ejemplo de Aquel que por amor a nosotros se hizo pobre a fin de que por su pobreza fuésemos enriquecidos. El 59 dinero, el tiempo, la influencia, todos los dones que han recibido de la mano de Dios, los estimarán solamente como un medio de promover la obra del Evangelio.

Así sucedía en la iglesia primitiva; y cuando en la iglesia de hoy se vea que por el poder del Espíritu los miembros han apartado sus afectos de las cosas del mundo, y que están dispuestos a hacer sacrificios a fin de que sus semejantes puedan oír el Evangelio, las verdades proclamadas tendrán una influencia poderosa sobre los oyentes.

FRENTE AL EJEMPLO DE BENEVOLENCIA MOSTRADO POR LOS CREYENTES, Contrastaba Notablemente La Conducta De ANANÍAS Y SAFIRA, cuyo caso registrado por la pluma de la inspiración dejó una mancha obscura en la historia de la iglesia primitiva.

Juntamente con otros, estos profesos discípulos habían compartido el privilegio de oír el Evangelio predicado por los apóstoles. Habían estado presentes con otros creyentes cuando, después que los apóstoles hubieron orado, "el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo." Todos los presentes habían sentido una profunda convicción, y bajo la influencia directa del Espíritu de Dios, Ananías y Safira habían hecho una promesa de dar al Señor el importe de la venta de cierta propiedad.

MÁS TARDE, ANANÍAS Y SAFIRA AGRAVIARON AL ESPÍRITU SANTO CEDIENDO A SENTIMIENTOS DE CODICIA. Empezaron a lamentar su promesa, y pronto perdieron la dulce influencia de la bendición que había encendido sus corazones con el deseo de hacer grandes cosas en favor de la causa de Cristo. Pensaban que habían sido demasiado apresurados, que debían considerar nuevamente su decisión. Discutieron el asunto, y decidieron no cumplir su voto. Notaron, sin embargo, que aquellos que se despojaban de sus posesiones a fin de suplir las necesidades de sus hermanos más pobres, eran tenidos en alta estima entre los creyentes; y sintiendo vergüenza de que sus hermanos supieran que sus almas egoístas les hacían dar de mala gana lo que habían dedicado solemnemente a Dios, decidieron deliberadamente vender la propiedad 60 y pretender dar todo el producto al fondo general, cuando en realidad se guardarían una buena parte para sí mismos. Así se asegurarían el derecho de vivir del fondo común, y al mismo tiempo ganarían alta estima entre sus hermanos.

PERO DIOS ODIA LA HIPOCRESÍA Y LA FALSEDAD. Ananías y Safira practicaron el fraude en su trato con Dios; mintieron al Espíritu Santo, y su pecado fue castigado con un juicio rápido y terrible. Cuando Ananías vino con su ofrenda, Pedro le dijo: "Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón a que mintieses al Espíritu Santo, y defraudases del precio de la heredad ? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios." "Entonces Ananías, oyendo estas palabras, cayó y espiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron."

"RETENIÉNDOLA, ¿NO SE TE QUEDABA A TI?" preguntó Pedro. No se había ejercido ninguna influencia indebida en Ananías para compelerle a sacrificar sus posesiones para el bien general. Él había procedido por su propia elección. Pero al tratar de engañar a los discípulos, había mentido al Altísimo. "Y pasado espacio como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime: ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y Pedro le dijo: ¿Por qué os concertasteis para tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán. Y luego cayó a los pies de él, y espiró: y entrados los mancebos, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. Y vino un gran temor en toda la iglesia, y en todos los que oyeron estas cosas."

LA SABIDURÍA INFINITA vio que esta manifestación señalada de la ira de Dios era necesaria para impedir que la joven iglesia se desmoralizara. El número de sus miembros aumentaba rápidamente. La iglesia se vería en peligro si, en el rápido aumento de conversos, se añadían hombres y mujeres que, mientras profesaban servir a Dios, adoraban a Mammón. Este castigo 61 testificó que los hombres no pueden engañar a Dios, que él descubre el pecado oculto del corazón, y que no puede ser burlado. Estaba destinado a ser para la iglesia una advertencia que la indujese a evitar la falsedad y la hipocresía, y a precaverse contra el robar a Dios.

ESTE EJEMPLO Del Aborrecimiento De Dios Por La Codicia, El Fraude Y La Hipocresía, No Fue Dado Como Señal De Peligro Solamente Para La Iglesia Primitiva, Sino Para Todas Las Generaciones Futuras. Era codicia lo que Ananías y Safira habían acariciado primeramente. El deseo de retener para sí mismos una parte de lo que habían prometido al Señor, los llevó al fraude y la hipocresía.

DIOS HA DISPUESTO QUE LA PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO DEPENDA DE LAS LABORES Y DÁDIVAS DE SU PUEBLO. Las ofrendas voluntarias y el diezmo constituyen los ingresos de la obra del Señor. De los medios confiados al hombre, Dios reclama cierta porción: la décima parte. Los deja libres a todos de decir si han de dar o no más que esto. Pero cuando el corazón se conmueve por la influencia del Espíritu Santo, y se hace un voto de dar cierta cantidad, el que ha hecho el voto no tiene ya ningún derecho a la porción consagrada. Las promesas de esta clase hechas a los hombres serían consideradas como obligación; ¿y no son más obligatorias las que se hacen a Dios? ¿Son las promesas consideradas en el tribunal de la conciencia menos obligatorias que los acuerdos escritos de los hombres?

CUANDO LA LUZ DIVINA BRILLA EN EL CORAZÓN con inusitada claridad y poder, el egoísmo habitual afloja su asidero, y hay disposición para dar a la causa de Dios. Pero nadie piense que podrá cumplir sus promesas hechas entonces, sin una protesta de Satanás. A él no le agrada ver edificarse el reino del Redentor en la tierra. El sugiere que la promesa hecha es demasiado grande, que puede malograr los esfuerzos por adquirir propiedades o complacer los deseos de la familia.

ES DIOS QUIEN BENDICE A LOS HOMBRES CON PROPIEDADES, y lo hace a fin de que puedan dar para el avance de su causa. El 62 envía la luz del sol y la lluvia. El hace crecer la vegetación. El da la salud y la habilidad de adquirir medios. Todas nuestras bendiciones proceden de su generosa mano. A su vez, quiere que los hombres y mujeres manifiesten su gratitud devolviéndole una parte como diezmos y ofrendas, ofrendas de agradecimiento, ofrendas voluntarias, ofrendas por la culpa. Si los medios afluyeran a la tesorería de acuerdo con este plan divinamente señalado, a saber, la décima parte de todos los ingresos, y ofrendas liberales, habría abundancia para el adelantamiento de la obra del Señor.

PERO EL CORAZÓN DE LOS HOMBRES SE ENDURECE POR EL EGOÍSMO, Y, COMO ANANÍAS Y SAFIRA, son tentados a retener parte del precio, mientras pretenden cumplir los requerimientos de Dios. Muchos gastan dinero pródigamente en la complacencia propia. Los hombres y mujeres consultan su deseo y satisfacen su gusto, mientras traen a Dios, casi contra su voluntad, una ofrenda mezquina. Olvidan que un día Dios demandará estricta cuenta de la manera en que se han usado sus bienes, y que la pitanza que entregan a la tesorería no será más aceptable que la ofrenda de Ananías y Safira.

DEL SEVERO CASTIGO IMPUESTO A ESTOS PERJUROS, Dios quiere que aprendamos también cuán profundo es su aborrecimiento y desprecio de toda hipocresía y engaño. Al pretender que lo habían dado todo Ananías y Safira mintieron al Espíritu Santo, y como resultado, perdieron esta vida y la venidera.

EL MISMO DIOS QUE LOS CASTIGÓ CONDENA HOY TODA MENTIRA. Los labios mentirosos le son abominación. Declara que en la santa ciudad "no entrará . . . ninguna cosa sucia, o que hace abominación y mentira." (Apoc. 21: 27). Aferrémonos a la veracidad con mano firme, y sea ella parte de nuestra vida. Practicar el disimulo y jugar al tira y afloja con la verdad, para acomodar los planes egoístas de uno, significa provocar el naufragio de la fe. "Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad." (Efe. 6: 14.)

EL QUE DECLARA FALSEDADES, VENDE SU ALMA A BAJO PRECIO. Sus mentiras pueden parecerle útiles en casos de 63 apuro; de esta manera le parecerá que adelanta en sus negocios como no podría hacerlo mediante un proceder correcto, pero llega finalmente al punto en que no puede confiar en nadie. Al ser él mismo un falsario, no tiene confianza en la palabra de otros.

EN EL CASO DE ANANÍAS Y SAFIRA, el pecado del fraude contra Dios fue castigado inmediatamente. El mismo pecado se repitió a menudo en la historia ulterior de la iglesia, y muchos lo cometen en nuestro tiempo. Pero aunque no sea acompañado de una manifestación visible del desagrado de Dios, no es menos horrible a su vista ahora que en el tiempo de los apóstoles. La amonestación se ha dado; Dios ha manifestado claramente su aborrecimiento por este pecado; y todos los que se entregan a la hipocresía y a la codicia pueden estar seguros de que están destruyendo sus propias almas. 64

Los Hechos De Los Apóstoles En La Proclamación Del Evangelio De Jesucristo. (EGW). MHP


martes, 25 de junio de 2019

CAPÍTULO 6. A LA PUERTA DEL TEMPLO.

A LA PUERTA DEL TEMPLO.

LOS DISCÍPULOS DE CRISTO tenían un profundo sentimiento de su propia falta de eficiencia, y con humillación y oración unían su debilidad a la fuerza de Cristo, su ignorancia a la sabiduría de él, su indignidad a la justicia de él, su pobreza a la inagotable riqueza de él. Fortalecidos y equipados así, no vacilaron en avanzar en el servicio del Señor.

POCO TIEMPO DESPUÉS DEL DESCENSO DEL ESPÍRITU SANTO, e inmediatamente después de una temporada de fervorosa oración, Pedro y Juan subieron al templo para adorar, y vieron en la puerta la Hermosa un cojo de cuarenta años de edad, que desde su nacimiento había estado afligido por el dolor y la enfermedad. Este desdichado había deseado durante largo tiempo ver a Jesús para que lo curase; pero estaba impedido y muy alejado del escenario en donde operaba el gran Médico. Sus ruegos movieron por fin a algunos amigos a llevarlo a la puerta del templo, y al llegar allí supo que Aquel en quien había puesto sus esperanzas había sido muerto cruelmente.

Su desconsuelo excitó las simpatías de quienes sabían cuán anhelosamente había esperado que Jesús lo curase, y diariamente lo llevaban al templo con el objeto de que los transeúntes le diesen una limosna para aliviar sus necesidades.

AL ENTRAR PEDRO Y JUAN, LES PIDIÓ UNA LIMOSNA. Los discípulos lo miraron compasivamente, y Pedro le dijo: "Mira a nosotros.  Entonces él estuvo atento a ellos, esperando recibir de ellos algo. Y Pedro dijo: Ni tengo plata ni oro." Al manifestar así Pedro su pobreza, decayó el semblante del cojo; pero se iluminó de esperanza cuando el apóstol prosiguió diciendo: 48 "Mas lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. "Y tomándole por la mano derecha le levantó: y luego fueron afirmados sus pies y tobillos. Y saltando, se puso en pie y anduvo: y entró con ellos en el templo, andando y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y conocían que él era el que se sentaba a la limosna a la puerta del templo, la Hermosa: y fueron llenos de asombro y de espanto por lo que le había acontecido."

"Y teniendo a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo concurrió a ellos, al pórtico que se llama de Salomón, atónitos." Se asombraban de que los discípulos pudiesen obrar milagros análogos a los que había obrado Jesús. Sin embargo, allí estaba aquel hombre, cojo e impedido durante cuarenta años, ahora con pleno uso de sus miembros, libre de dolor y dichoso de creer en Jesús.

CUANDO LOS DISCÍPULOS VIERON EL ASOMBRO DEL PUEBLO, PEDRO PREGUNTÓ: "¿Por qué os maravilláis de esto? o ¿por qué ponéis los ojos en nosotros, como si con nuestra virtud o piedad hubiésemos hecho andar a éste?" Les aseguró que la curación se había efectuado en el nombre y por los méritos de Jesús de Nazaret, a quien Dios había resucitado de entre los muertos.  Declaró el apóstol: "Y en la fe de su nombre, a éste que vosotros veis y conocéis, ha confirmado su nombre; y la fe que por él es, ha dado a éste completa sanidad en presencia de todos vosotros."

LOS APÓSTOLES HABLARON CLARAMENTE DEL GRAN PECADO COMETIDO POR LOS JUDÍOS AL RECHAZAR Y DAR MUERTE AL PRÍNCIPE DE LA VIDA; pero tuvieron cuidado de no sumir a sus oyentes en la desesperación. "Mas vosotros al Santo y al Justo negasteis ­ dijo Pedro, ­ y pedisteis que se os diese un homicida; y matasteis al Autor de la vida, al cual Dios ha resucitado de los muertos; de lo que nosotros somos testigos." "Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros príncipes. Empero Dios ha cumplido así lo que 49 había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer." Declaró que el Espíritu Santo los estaba llamando a arrepentirse y convertirse, y les aseguró que no había esperanza de salvación sino por la misericordia de Aquel a quien ellos habían crucificado. Solamente mediante la fe en él podían ser perdonados sus pecados.

"Así que, arrepentíos y convertíos ­exclamó,­ para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor." "Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios concertó con nuestros padres, diciendo a Abraham: Y en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, le envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad."

ASÍ LOS DISCÍPULOS PREDICARON LA RESURRECCIÓN DE CRISTO. Muchos de los oyentes estaban aguardando este testimonio, y cuando lo oyeron, creyeron. Les recordó las palabras que Cristo había hablado, y se unieron a las filas de los que aceptaron el Evangelio. La semilla que el Salvador había sembrado nació y dio fruto.

MIENTRAS LOS DISCÍPULOS ESTABAN HABLANDO AL PUEBLO, "SOBREVINIERON LOS SACERDOTES, y el magistrado del templo, y los Saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de los muertos."

Después de la resurrección de Cristo, los sacerdotes habían difundido lejos y cerca el falso informe de que su cuerpo había sido robado por los discípulos mientras la guardia romana dormía. No es sorprendente que se disgustaran cuando oyeron a Pedro y Juan predicando la resurrección de Aquel a quien ellos habían asesinado. Especialmente los saduceos se excitaron muchísimo. Sentían que su más arraigada doctrina estaba en peligro, y que su reputación estaba comprometida.

RÁPIDAMENTE CRECÍA EL NÚMERO DE LOS CONVERTIDOS A LA NUEVA FE, y tanto los fariseos como los saduceos convinieron en que 50 si no ponían restricciones a estos nuevos instructores, su propia influencia peligraría aun más que cuando Jesús estaba en la tierra. Por lo tanto, el magistrado del templo, con la ayuda de algunos saduceos, prendió a Pedro y a Juan, y los encerró en la cárcel, pues ya era demasiado avanzada la tarde del día para someterlos a un interrogatorio.

LOS ENEMIGOS DE LOS DISCÍPULOS NO PUDIERON MENOS QUE CONVENCERSE DE QUE JESÚS HABÍA RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. La prueba era demasiado concluyente para dar lugar a dudas. Sin embargo, endurecieron sus corazones y rehusaron arrepentirse de la terrible acción perpetrada al condenar a Jesús a muerte. A los gobernantes judíos se les había dado abundante evidencia de que los apóstoles estaban hablando y obrando bajo la inspiración divina, pero resistieron firmemente el mensaje de verdad.

Cristo No Había Venido En La Manera Que Esperaban, Y aunque a veces se habían convencido de que él era el Hijo de Dios, habían ahogado la convicción, y le habían crucificado. En su misericordia Dios les dio todavía evidencia adicional, y ahora se les concedía otra oportunidad para que se volvieran a él. Les envió los discípulos para que les dijeran que ellos habían matado al Príncipe de la vida, y esta terrible acusación constituía ahora otro llamamiento al arrepentimiento. Pero, confiados en su presumida rectitud, los maestros judíos no quisieron admitir que quienes les inculpaban de haber crucificado a Jesús hablasen por inspiración del Espíritu Santo.

HABIÉNDOSE ENTREGADO A UNA CONDUCTA DE OPOSICIÓN A CRISTO, todo acto de resistencia llegaba a ser para los sacerdotes un incentivo adicional a persistir en la misma conducta. Su obstinación llegó a ser más y más determinada. No se trataba de que no pudiesen ceder; podían hacerlo, pero no querían. No era sólo porque eran culpables y dignos de muerte, ni sólo porque habían dado muerte al Hijo de Dios, por lo que fueron privados de la salvación; era porque se habían empeñado en oponerse a Dios. Rechazaron persistentemente la luz, y ahogaron las convicciones del Espíritu. La influencia que domina 51 a los hijos de desobediencia obraba en ellos, induciéndolos a maltratar a los hombres por medio de los cuales Dios obraba. La malignidad de su rebelión fue intensificada por cada acto sucesivo de resistencia contra Dios y el mensaje que él había encomendado a sus siervos que declarasen. Cada día, al rehusar arrepentirse, los dirigentes judíos renovaron su rebelión, preparándose para segar lo que habían sembrado.

LA IRA DE DIOS no se declara contra los pecadores impenitentes meramente por causa de los pecados que han cometido, sino por causa de que, cuando son llamados al arrepentimiento, escogen continuar resistiendo, y repiten los pecados del pasado con desprecio de la luz que se les ha dado. Si los caudillos judíos se hubiesen sometido al poder convincente del Espíritu Santo, hubieran sido perdonados; pero estaban resueltos a no ceder. De la misma manera, el pecador que se obstina en continua resistencia se coloca fuera del alcance del Espíritu Santo.

EL DÍA SIGUIENTE AL DE LA CURACIÓN DEL COJO, ANÁS Y CAIFÁS, con los otros dignatarios del templo, se reunieron para juzgar la causa, y los presos fueron traídos delante de ellos. En aquel mismo lugar, y en presencia de algunos de aquellos hombres, Pedro había negado vergonzosamente a su Señor. De esto se acordó muy bien al comparecer en juicio. Entonces se le deparaba ocasión de redimir su cobardía.

Los presentes que recordaban el papel que Pedro había desempeñado en el juicio de su Maestro, se lisonjeaban de que se lo podría intimidar por la amenaza de encarcelarlo y darle muerte. Pero el Pedro que negó a Cristo en la hora de su más apremiante necesidad era impulsivo y confiado en sí mismo, muy diferente del Pedro que comparecía en juicio ante el Sanedrín. Desde su caída se había convertido. Ya no era orgulloso y arrogante, sino modesto y desconfiado de sí mismo. Estaba lleno del Espíritu Santo, y con la ayuda de este poder resolvió lavar la mancha de su apostasía honrando el Nombre que una vez había negado.

HASTA ENTONCES LOS SACERDOTES HABÍAN EVITADO MENCIONAR LA 52 CRUCIFIXIÓN O LA RESURRECCIÓN DE JESÚS. Pero ahora, para cumplir su propósito, se veían obligados a interrogar a los acusados acerca de cómo se había efectuado la curación del inválido. Así que preguntaron: "¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?".

Con santa audacia y amparado por el poder del Espíritu, Pedro respondió valientemente: "Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos."

ESTA VALEROSA DEFENSA ESPANTÓ A LOS CAUDILLOS JUDÍOS. Se habían figurado que los discípulos quedarían abrumados por el temor y la confusión al comparecer ante el Sanedrín. Pero por el contrario, estos testigos hablaron como Cristo había hablado, con un poder convincente que hizo callar a sus adversarios. La voz de Pedro no daba indicios de temor al decir: "Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo."

Pedro Usó Aquí Una Figura De Lenguaje Familiar Para Los Sacerdotes. Los profetas habían hablado de la piedra rechazada; y Cristo mismo, hablando en una ocasión a los sacerdotes y ancianos, dijo: "¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, ésta fue hecha por cabeza de esquina: por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos? Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que haga los frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará." (Mat. 21:42-44). Mientras Los Sacerdotes Escuchaban Las Valerosas Palabras De Los Apóstoles, "les conocían que habían estado con Jesús." 53

De los discípulos, después de la transfiguración de Cristo, leemos que al terminar la maravillosa escena, "a nadie vieron, sino sólo a Jesús." (Mat. 17: 8.) "Sólo a Jesús" -en estas palabras se halla el secreto de la vida y el poder que señaló la historia de la iglesia primitiva. Cuando los discípulos oyeron por primera vez las palabras de Cristo, sintieron su necesidad de él. Le buscaron, le hallaron, y le siguieron. Estuvieron con él en el templo, a la mesa, en la ladera de la montaña, en el campo. Eran como alumnos con un maestro, y recibían diariamente de él lecciones de verdad eterna.

DESPUÉS DE LA ASCENSIÓN DEL SALVADOR, el sentido de la presencia divina llena de amor y luz, permaneció todavía con ellos. Era una presencia personal. Jesús, el Salvador, que había caminado, hablado y orado con ellos, que había hablado palabras de esperanza y consuelo a sus corazones, mientras el mensaje de paz estaba en sus labios, había sido tomado de ellos al cielo. Mientras el carro de ángeles le recibía, los discípulos oyeron sus palabras: "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." El había ascendido al cielo con forma humana. Sabían que estaba delante del trono de Dios, y que todavía era su amigo y Salvador; que sus simpatías eran invariables; que estaría identificado para siempre con la humanidad doliente. Sabían que estaba presentando delante de Dios los méritos de su sangre, mostrando sus manos y pies heridos, como recuerdo del precio que había pagado por sus redimidos; y este pensamiento los fortalecía para soportar vituperio por su causa. Su unión con él era más fuerte ahora que cuando estaba con ellos en persona. La luz y el amor y el poder de un Cristo que moraba en ellos irradiaba de ellos, de modo que los hombres, al contemplarlos, se maravillaban.

CRISTO PUSO SU SELLO EN LAS PALABRAS QUE PEDRO PRONUNCIÓ EN SU DEFENSA. Junto al discípulo, como testigo convincente, estaba el hombre que tan maravillosamente había sido curado. La presencia de este hombre, pocas horas antes cojo inválido, y ahora perfectamente sano, añadía un testimonio de peso a las 54 palabras de Pedro. Los sacerdotes y dignatarios permanecían callados. No podían rebatir la afirmación de Pedro, pero no estaban menos determinados a poner fin a las enseñanzas de los discípulos.

EL MILAGRO CULMINANTE DE CRISTO, la resurrección de Lázaro, había sellado la determinación de los sacerdotes de quitar del mundo a Jesús y sus maravillosas obras, que estaban destruyendo rápidamente la influencia que ellos tenían sobre el pueblo. Lo habían crucificado; pero aquí había una prueba convincente de que no habían puesto fin a la operación de milagros en su nombre, ni a la proclamación de la verdad que él enseñaba. Ya la curación del paralítico y la predicación de los apóstoles habían llenado de excitación a Jerusalén.

A FIN DE ENCUBRIR SU PERPLEJIDAD Y DELIBERAR ENTRE SÍ, LOS SACERDOTES Y DIGNATARIOS Ordenaron Que Se Sacara A Los Apóstoles Del Concilio. Todos convinieron en que sería inútil negar la curación del cojo. Gustosos hubieran encubierto el milagro con falsedades; pero esto era imposible; porque había ocurrido a la plena luz del día ante multitud de gente, y ya lo sabían millares de personas. Sentían que la obra de los discípulos debía ser detenida, o Jesús ganaría muchos seguidores. Esto les acarrearía ignominia, porque serían considerados culpables del asesinato del Hijo de Dios.

A PESAR DE SU DESEO DE DESTRUIR A LOS DISCÍPULOS, los sacerdotes sólo se atrevieron a amenazarlos con riguroso castigo si seguían hablando u obrando en el nombre de Jesús. Nuevamente los llamaron ante el Sanedrín, y les intimaron que no hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan respondieron: "Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes a vosotros que a Dios: porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído."

DE BUENA GANA HUBIERAN LOS SACERDOTES CASTIGADO A ESOS HOMBRES Por Su Inquebrantable Fidelidad A Su Sagrada Vocación; Pero Temían Al Pueblo, "porque todos glorificaban a Dios de lo que había sido hecho." De manera que, después que se 55 les hubieron dirigido reiteradas amenazas y órdenes, los apóstoles fueron puestos en libertad.

MIENTRAS PEDRO Y JUAN ESTABAN PRESOS, los otros discípulos, conociendo la malignidad de los judíos, habían orado incesantemente por sus hermanos, temiendo que la crueldad mostrada para con Cristo pudiera repetirse. Tan pronto como los apóstoles fueron soltados, buscaron al resto de los discípulos, y los informaron del resultado del juicio. Grande fue el gozo de los creyentes.

"Alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, la mar, y todo lo que en ellos hay; que por boca de David, tu siervo, dijiste: ¿Por qué han bramado las gentes, y los pueblos han pensado cosas vanas? Asistieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, al cual ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los Gentiles y los pueblos de Israel, para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que había de ser hecho.

"Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y da a tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra; que extiendas tu mano a que sanidades, y milagros, y prodigios sean hechos por el nombre de tu santo Hijo Jesús."

LOS DISCÍPULOS PIDIERON EN ORACIÓN QUE SE LES IMPARTIERA MAYOR FUERZA EN LA OBRA DEL MINISTERIO, porque veían que habrían de afrontar la misma resuelta oposición que Cristo había afrontado cuando estuvo en la tierra. Mientras sus unánimes oraciones ascendían por la fe al cielo, vino la respuesta. El lugar donde estaban congregados se estremeció, y ellos fueron dotados de nuevo con el Espíritu Santo. Con el corazón lleno de valor, salieron de nuevo a proclamar la palabra de Dios en Jerusalén. "Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran esfuerzo," y Dios bendijo maravillosamente ese esfuerzo.

EL PRINCIPIO QUE LOS DISCÍPULOS SOSTUVIERON VALIENTEMENTE cuando, en respuesta a la orden de no hablar más en el nombre 56 de Jesús, declararon: "Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes a vosotros que a Dios," ES EL MISMO QUE LOS ADHERENTES DEL EVANGELIO LUCHARON POR MANTENER EN LOS DÍAS DE LA REFORMA.

CUANDO EN 1529 LOS PRÍNCIPES ALEMANES SE REUNIERON EN LA DIETA DE ESPIRA, se presentó allí el decreto del emperador que restringía la libertad religiosa, y que prohibía toda diseminación ulterior de las doctrinas reformadas. Parecía que toda la esperanza del mundo estaba a punto de ser destrozada.

¿Iban A Aceptar Los Príncipes El Decreto? ¿Debía Privarse De La Luz Del Evangelio A Las Multitudes Que Estaban Todavía En Las Tinieblas?

IMPORTANTES INTERESES PARA EL MUNDO ESTABAN EN PELIGRO. Los que habían aceptado la fe reformada se reunieron, y su unánime decisión fue: "Rechacemos este decreto. En asunto de conciencia la mayoría no tiene autoridad." (Véase D'Aubigné, History of the Reformation, libro 13, cap. 5.)

EN NUESTROS DÍAS DEBEMOS SOSTENER FIRMEMENTE ESTE PRINCIPIO. El estandarte de la verdad y de la libertad religiosa sostenido en alto por los fundadores de la iglesia evangélica y por los testigos de Dios durante los siglos que desde entonces han pasado, ha sido, para este último conflicto, confiado a nuestras manos. La responsabilidad de este gran don descansa sobre aquellos a quienes Dios ha bendecido con un conocimiento de su Palabra.

HEMOS DE RECIBIR ESTA PALABRA COMO AUTORIDAD SUPREMA. HEMOS DE RECONOCER LOS GOBIERNOS HUMANOS como instituciones ordenadas por Dios mismo, y enseñar la obediencia a ellos como un deber sagrado, dentro de su legítima esfera. Pero cuando sus demandas estén en pugna con las de Dios, hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres. La palabra de Dios debe ser reconocida sobre toda otra legislación humana.  Un "Así dice Jehová" no ha de ser puesto a un lado por un "Así dice la iglesia" o un "Así dice el estado."

La Corona De Cristo Ha De Ser Elevada Por Sobre Las Diademas De Los Potentados Terrenales.

NO SE NOS PIDE QUE DESAFIEMOS A LAS AUTORIDADES. Nuestras palabras, sean habladas o escritas, deben ser consideradas 57 cuidadosamente, no sea que por nuestras declaraciones parezcamos estar en contra de la ley y del orden y dejemos constancia de ello. No debemos decir ni hacer ninguna cosa que pudiera cerrarnos innecesariamente el camino.

DEBEMOS AVANZAR EN EL NOMBRE DE CRISTO, defendiendo las verdades que se nos encomendaron. Si los hombres nos prohíben hacer esta obra, entonces podemos decir, como los apóstoles: "Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes a vosotros que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído." 58

Los Hechos De Los Apóstoles En La Proclamación

Del Evangelio De Jesucristo. (EGW). MHP


CAPÍTULO 5. EL DON DEL ESPÍRITU.


EL DON DEL ESPÍRITU. 

CUANDO CRISTO DIO A SUS DISCÍPULOS LA PROMESA DEL ESPÍRITU, se estaba acercando al fin de su ministerio terrenal. Estaba a la sombra de la cruz, con una comprensión plena de la carga de culpa que estaba por descansar sobre él como portador del pecado. Antes de ofrecerse a sí mismo como víctima destinada al sacrificio, instruyó a sus discípulos en cuanto a la dádiva más esencial y completa que iba a conceder a sus seguidores: el don que iba a poner al alcance de ellos los recursos inagotables de su gracia. "Y yo rogaré al Padre -dijo él,- y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: al Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce: más vosotros le conocéis; porque está con vosotros, y será en vosotros." (Juan 14:16,17).

EL SALVADOR Estaba Señalando Adelante Al Tiempo Cuando El Espíritu Santo Vendría Para Realizar Una Obra Poderosa Como Su Representante. El Mal Que Se Había Estado Acumulando Durante Siglos, Habría De Ser Resistido Por El Divino Poder Del Espíritu Santo.

¿CUÁL FUE EL RESULTADO DEL DERRAMAMIENTO DEL ESPÍRITU EN EL DÍA DE PENTECOSTÉS? Las alegres nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas a las más alejadas partes del mundo habitado. Mientras los discípulos proclamaban el mensaje de la gracia redentora, los corazones se entregaban al poder de su mensaje.

La Iglesia veía afluir a ella conversos de todas direcciones.

Los Apóstatas se reconvertían.

Los Pecadores se unían con los creyentes en busca de la perla de gran precio.

Algunos de los que habían sido los más enconados oponentes del Evangelio, llegaron a ser sus campeones.

SE CUMPLIÓ LA PROFECÍA: "El que entre ellos fuere flaco, . . . será como David: y la casa 40 de David . . . como el ángel de Jehová." (Zac. 12:8).

CADA CRISTIANO veía en su hermano una revelación del amor y la benevolencia divinos. Un Solo Interés Prevalecía, Un Solo Objeto De Emulación Hacía Olvidar Todos Los Demás.

LA AMBICIÓN de los creyentes era revelar la semejanza del carácter de Cristo, y trabajar para el engrandecimiento de su reino. "Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran esfuerzo; y gran gracia era en todos ellos." (Hech. 4:33.)

Gracias A Estas Labores fueron añadidos a la iglesia hombres escogidos que, al recibir la palabra de verdad, consagraron sus vidas al trabajo de dar a otros la esperanza que llenaba sus corazones de paz y gozo. No podían ser refrenados ni intimidados por amenazas. El Señor hablaba por su medio, y mientras iban de un lugar a otro, predicaban el Evangelio a los pobres, y se efectuaban milagros de la gracia divina.

Tal Es El Poder Con Que Dios Puede Obrar Cuando Los Hombres Se Entregan Al Dominio De Su Espíritu.

La Promesa Del Espíritu Santo No Se Limita A Ninguna Edad Ni Raza. Cristo Declaró Que La Influencia Divina De Su Espíritu Estaría Con Sus Seguidores Hasta El Fin.

DESDE EL DÍA DE PENTECOSTÉS HASTA AHORA, el Consolador ha sido enviado a todos los que se han entregado plenamente al Señor y a su servicio.

A TODO EL QUE HA ACEPTADO A CRISTO COMO SALVADOR PERSONAL, el Espíritu Santo ha venido como consejero, santificador, guía y testigo. Cuanto más cerca de Dios han andado los creyentes, más clara y poderosamente han testificado del amor de su Redentor y de su gracia salvadora. Los hombres y mujeres que a través de largos siglos de persecución y prueba gozaron de una gran medida de la presencia del Espíritu en sus vidas, se destacaron como señales y prodigios en el mundo. Revelaron ante los ángeles y los hombres el poder transformador del amor redentor.

AQUELLOS QUE EN PENTECOSTÉS FUERON DOTADOS CON EL PODER DE LO ALTO, no quedaron desde entonces libres de tentación y 41 prueba. Como testigos de la verdad y la justicia, eran repetidas veces asaltados por el enemigo de toda verdad, que trataba de despojarlos de su experiencia cristiana. Estaban obligados a luchar con todas las facultades dadas por Dios para alcanzar la medida de la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús.

ORABAN DIARIAMENTE en procura de nuevas provisiones de gracia para poder elevarse más y más hacia la perfección. Bajo la obra del Espíritu Santo, aún los más débiles, ejerciendo fe en Dios, aprendían a desarrollar las facultades que les habían sido confiadas y llegaron a ser santificados, refinados y ennoblecidos. Mientras se sometían con humildad a la influencia modeladora del Espíritu Santo, recibían de la plenitud de la Deidad y eran amoldados a la semejanza divina.

EL TRANSCURSO DEL TIEMPO no ha cambiado en nada la promesa de despedida de Cristo de enviar el Espíritu Santo como su representante.

NO ES POR CAUSA DE ALGUNA RESTRICCIÓN de parte de Dios por lo que las riquezas de su gracia no fluyen a los hombres sobre la tierra.

SI LA PROMESA NO SE CUMPLE COMO DEBIERA, se debe a que no es apreciada debidamente. Si Todos lo quisieran, todos serían llenados del Espíritu.

DONDEQUIERA La Necesidad Del Espíritu Santo Sea Un Asunto En El Cual Se Piense Poco, se ve sequía espiritual, obscuridad espiritual, decadencia y muerte espirituales. Cuandoquiera los asuntos menores ocupen la atención, el poder divino que se necesita para el crecimiento y la prosperidad de la iglesia, y que traería todas las demás bendiciones en su estela, falta, aunque se ofrece en infinita plenitud.

Puesto Que Éste Es El Medio Por El Cual Hemos De Recibir Poder, ¿Por Qué No Tener Más Hambre Y Sed Del Don Del Espíritu? ¿Por Qué No Hablamos De Él, Oramos Por Él Y Predicamos Respecto A Él?

EL SEÑOR ESTÁ MÁS DISPUESTO A Dar El Espíritu Santo A Los Que Le Sirven, que los padres a dar buenas dádivas a sus hijos.

Cada Obrero debiera elevar su petición a Dios por el bautismo diario del Espíritu.

Debieran reunirse grupos de obreros cristianos para solicitar ayuda especial y sabiduría 42 celestial para hacer planes y ejecutarlos sabiamente.

Debieran orar especialmente porque Dios bautice a sus embajadores escogidos en los campos misioneros con una rica medida de su Espíritu.

La presencia del Espíritu en los obreros de Dios dará a la proclamación de la verdad un poder que todo el honor y la gloria del mundo no podrían conferirle.

EL ESPÍRITU SANTO mora con el obrero consagrado de Dios dondequiera que esté. Las Palabras Habladas A Los Discípulos Son También Para Nosotros. El Consolador Es Tanto Nuestro Como De Ellos.

El Espíritu Provee La Fuerza que sostiene en toda emergencia a las almas que luchan y batallan en medio del odio del mundo y de la comprensión de sus propios fracasos y errores.

En La Tristeza Y La Aflicción, cuando la perspectiva parece obscura y el futuro perturbador, y nos sentimos desamparados y solos: éstas son las veces cuando, en respuesta a la oración de fe, el Espíritu Santo proporciona consuelo al corazón.

¿QUE ES SANTIDAD? No es una evidencia concluyente de que un hombre sea cristiano el que manifieste éxtasis espiritual en circunstancias extraordinarias. La santidad no es arrobamiento: es una entrega completa de la voluntad a Dios; es vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial; es confiar en Dios en las pruebas y en la obscuridad tanto como en la luz; es caminar por fe y no por vista; confiar en Dios sin vacilación y descansar en su amor.

EL ESPÍRITU SANTO. No es esencial para nosotros ser capaces de definir con precisión qué es el Espíritu Santo. Cristo nos dice que el Espíritu es el Consolador, "el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre." (Juan 15: 26.) Se asevera claramente tocante al Espíritu Santo, que en su obra de guiar a los hombres a toda verdad, "no hablará de sí mismo." (Juan 16:13).

La Naturaleza Del Espíritu Santo Es Un Misterio. Los hombres no pueden explicarla, porque el Señor no se la ha revelado. Los hombres de conceptos fantásticos pueden reunir pasajes de las Escrituras y darles interpretación humana; pero la 43 aceptación de esos conceptos no fortalecerá a la iglesia. En cuanto a estos misterios, demasiado profundos para el entendimiento humano, el silencio es oro.

El Oficio Del Espíritu Santo Se Especifica claramente en las palabras de Cristo: "Cuando él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio." (Juan 16:8.) Es el Espíritu Santo el que convence de pecado. Si el pecador responde a la influencia vivificadora del Espíritu, será inducido a arrepentirse y a comprender la importancia de obedecer los requerimientos divinos.

Al Pecador Arrepentido, Que Tiene Hambre Y Sed De Justicia, el Espíritu Santo le revela el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. "Tomará de lo mío, y os lo hará saber," dijo Cristo. "Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho." (Juan 16:14; 14:26).

El Espíritu Santo Se Da Como Agente Regenerador, para hacer efectiva la salvación obrada por la muerte de nuestro Redentor.

El Espíritu Santo está tratando constantemente de llamar la atención de los hombres a la gran ofrenda hecha en la cruz del Calvario, de exponer al mundo el amor de Dios, y abrir al alma arrepentida las cosas preciosas de las Escrituras.

Después De Convencer De Pecado, y de presentar ante la mente la norma de justicia, el Espíritu santo quita los afectos de las cosas de esta tierra, y llena el alma con un deseo de santidad. "Él os guiará a toda verdad" (Juan 16:13), declaró el Salvador.

Si Los Hombres Están Dispuestos A Ser Amoldados, se efectuará la santificación de todo el ser.

El Espíritu Tomará Las Cosas De Dios y las imprimirá en el alma. Mediante su poder, el camino de la vida será hecho tan claro que nadie necesite errar.

DESDE EL PRINCIPIO DIOS HA ESTADO OBRANDO POR SU ESPÍRITU SANTO mediante instrumentos humanos para el cumplimiento de su propósito en favor de la raza caída. Esto se manifestó en la vida de los patriarcas.

A La Iglesia Del Desierto También, en los días de Moisés, Dios le dio su "espíritu para enseñarlos." (Neh. 9:20.)

Y En Los Días De Los Apóstoles obró poderosamente 44 en favor de su iglesia por medio del Espíritu Santo.

El Mismo Poder Que Sostuvo A Los Patriarcas, Que Dio Fe Y Ánimo A Caleb Y Josué, Y Que Hizo Eficaz La Obra De La Iglesia Apostólica, Sostuvo A Los Fieles Hijos De Dios En Cada Siglo Sucesivo.

Fue El Poder Del Espíritu Santo lo que durante la época del obscurantismo permitió a los cristianos valdenses contribuir a la preparación del terreno para la Reforma.

Fue El Mismo Poder lo que hizo eficaces los esfuerzos de muchos nobles hombres y mujeres que abrieron el camino para el establecimiento de las misiones modernas, y para la traducción de la Biblia a los idiomas y dialectos de todas las naciones y pueblos.

LA IGLESIA Y EL ESPÍRITU SANTO. Y Hoy, Dios sigue usando su iglesia para dar a conocer su propósito en la tierra.

Hoy los heraldos de la cruz van de ciudad en ciudad, y de país en país para preparar el camino para la segunda venida de Cristo. Se exalta la norma de la ley de Dios.

El Espíritu Del Todopoderoso Conmueve El Corazón De Los Hombres, y los que responden a su influencia llegan a ser testigos de Dios y de su verdad. Pueden verse en muchos lugares hombres y mujeres consagrados comunicando a otros la luz que les aclaró el camino de la salvación por Cristo. Y mientras continúan haciendo brillar su luz, como aquellos que fueron bautizados con el Espíritu en el día de Pentecostés, reciben más y aún más del poder del Espíritu.

Así la tierra ha de ser iluminada con la gloria de Dios.

POR OTRA PARTE, HAY ALGUNOS QUE, EN LUGAR DE APROVECHAR SABIAMENTE LAS OPORTUNIDADES PRESENTES, están esperando ociosamente que alguna ocasión especial de refrigerio espiritual aumente grandemente su capacidad de iluminar a otros. Descuidan sus deberes y privilegios actuales y permiten que su luz se empañe a la espera de un tiempo futuro en el cual, sin ningún esfuerzo de su parte, sean hechos los recipientes de bendiciones especiales que los transformen y capaciten para servir.

ES CIERTO QUE EN EL TIEMPO DEL FIN, cuando la obra de Dios en la tierra esté por terminar, los fervientes esfuerzos realizados por los consagrados creyentes bajo la dirección del Espíritu 45 Santo irán acompañados por manifestaciones especiales del favor divino. Bajo la figura de la lluvia temprana y tardía que cae en los países orientales al tiempo de la siembra y la cosecha, los profetas hebreos predijeron el derramamiento de la gracia espiritual en una medida extraordinaria sobre la iglesia de Dios.

El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue el comienzo de la lluvia temprana, y gloriosos fueron los resultados. Hasta el fin del tiempo, la presencia del Espíritu ha de morar con la iglesia fiel.

Pero acerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especial de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía; y en procura de este poder adicional, los cristianos han de elevar sus peticiones al Señor de la mies "en la sazón tardía." (Zac. 10:1.) En respuesta, "Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante." "Hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía." (Joel 2:23).

*PERO A MENOS QUE LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA DE DIOS hoy tengan una relación viva con la fuente de todo crecimiento espiritual, no estarán listos para el tiempo de la siega. A menos que mantengan sus lámparas aparejadas y ardiendo, no recibirán la gracia adicional en tiempo de necesidad especial.

ÚNICAMENTE Los Que Estén Recibiendo Constantemente Nueva Provisión De Gracia, tendrán una fuerza proporcional a su necesidad diaria y a su capacidad de emplearla.

EN VEZ DE ESPERAR ALGÚN TIEMPO FUTURO en que, mediante el otorgamiento de un poder espiritual especial, sean milagrosamente hechos idóneos para ganar almas, se entregan diariamente a Dios, para que los haga vasos dignos de ser empleados por él.

Diariamente están aprovechando las oportunidades de servir que están a su alcance.

Diariamente están testificando por el Maestro dondequiera que estén, ora sea en alguna humilde esfera de trabajo o en el hogar, o en un ramo público de utilidad.

PARA EL OBRERO CONSAGRADO Es Una Maravillosa Fuente De 46 Consuelo El Saber Que Aun Cristo Durante Su Vida Terrenal Buscaba A Su Padre Diariamente En Procura De Nuevas Provisiones De Gracia Necesaria; Y De Esta Comunión Con Dios Salía Para Fortalecer Y Bendecir A Otros.

¡CONTEMPLAD Al Hijo De Dios Postrado En Oración Ante Su Padre! Aunque es el Hijo de Dios, fortalece su fe por la oración, y por la comunión con el cielo acumula en sí poder para resistir el mal y para ministrar las necesidades de los hombres.

COMO HERMANO MAYOR de nuestra especie, conoce las necesidades de aquellos que, rodeados de flaquezas y viviendo en un mundo de pecado y de tentación, desean todavía servir a Dios. Sabe que los mensajeros a quienes considera dignos de enviar son hombres débiles y expuestos a errar; pero a todos aquellos que se entregan enteramente a su servicio les promete ayuda divina. Su propio ejemplo es una garantía de que la súplica ferviente y perseverante a Dios con fe ­la fe que induce a depender enteramente de Dios y a consagrarse sin reservas a su obra­ podrá proporcionar a los hombres la ayuda del Espíritu Santo en la batalla contra el pecado.

TODO OBRERO QUE SIGUE EL EJEMPLO DE CRISTO será preparado para recibir y usar el poder que Dios ha prometido a su iglesia para la maduración de la mies de la tierra. Mañana tras mañana, cuando los heraldos del Evangelio se arrodillan delante del Señor y renuevan sus votos de consagración, él les concede la presencia de su Espíritu con su poder vivificante y santificador. Y al salir para dedicarse a los deberes diarios, tienen la seguridad de que el agente invisible del Espíritu Santo los capacita para ser colaboradores juntamente con Dios. 47

Los Hechos De Los Apóstoles En La Proclamación

Del Evangelio De Jesucristo. (EGW). MHP