*RECOMENDACIÓN DE LA PIEDAD PRÁCTICA COMO CAMINO AL
CORAZÓN. Los predicadores alcanzarían más corazones, si se explayasen
más en la piedad práctica. Con
frecuencia, cuando se hacen esfuerzos para presentar la verdad en nuevos
campos, los discursos dados son en gran parte teóricos...
En todo discurso deben hacerse fervientes llamados a
la gente, para que abandone sus pecados y se vuelva a Cristo. Los pecados populares y la disipación moderna
deben condenarse, y recomendarse la piedad práctica. Cuando siente en su corazón la importancia de
las palabras que pronuncia, el verdadero predicador no puede reprimir su preocupación
por las almas de aquellos, por quienes trabaja (OE 167). 383
UN LUGAR EN CADA DISCURSO. Pueden presentarse los argumentos más convincentes, y
sin embargo, los pecadores parecer tan lejos de la salvación como lo estuvieron siempre. Los pastores no deben
predicar sermón tras sermón, solamente sobre temas doctrinales. La piedad
práctica debe encontrar lugar en todo discurso (Ev 134).
LA PUREZA, LA SANTIDAD Y LA UTILIDAD. La pureza, la santidad, y la utilidad deben ser el
tema de cada sermón, la preocupación de cada oración. (carta27,1888).
UNA PROVISIÓN DE TEMAS PRÁCTICOS. Usted debe ser cuidadoso y estudiar, con el fin de
tener una buena provisión de temas prácticos que haya investigado, y
en los cuales haya penetrado
espiritualmente, para presentarlos a la gente en forma sencilla y enérgica, en
el momento y el lugar preciso, en que ella lo necesite. Usted no ha estado completamente documentado,
acerca de lo que dice la Palabra inspirada respecto de las buenas obras. Cuando el
rebaño ha limitado alimento espiritual, muchas veces le ha presentado
algún tema de argumentación, que no ha sido apropiado para la ocasión, que un discurso ceremonial sobre asuntos
nacionales (3T 228).
LA PIEDAD PRÁCTICA, UNA NUEVA REVELACIÓN. Los miembros de varias iglesias están muy ignorantes
en relación con la Biblia, y las lecciones más sencillas 384 sobre piedad
práctica, les llegan como una nueva revelación. Necesitan conocer, qué es
verdad. No aborde temas que simplemente
agradan las inclinaciones, o gratifican la curiosidad. Imparta el pan de vida a
la gente. (Carta29,1895).
EL ESTILO DE VIDA DE CRISTO. Aunque no sea compatible con las inclinaciones
naturales, el ministro debe proclamar la pura verdad que estremecerá de
entusiasmo los oídos de los que escuchan
porque ellos deben poner delante de los amantes de los placeres más que de
Dios, los peligros que los acechan, y la suerte que espera a los
impenitentes. Debido a que este mensaje
no está de acuerdo con sus inclinaciones, o no es bienvenido por los que deben
ser advertidos, se les impone la solemne responsabilidad de ser fieles a su
declaración. El ministro encontrará males, que parecerán desafiar cualquier
corrección. Serán alertados de pecados
que parecen estar ocultos, que necesitarán ser expuestos a derecha e
izquierda. El profeta dice. "Clama
a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi
pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob
su pecado. Que me buscan cada día, y
quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no
hubiese dejado la ley de su Dios" (Isa. 58:1, 2).
"Te encarezco delante de Dios y del Señor
Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los
muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra, que instes a tiempo
y fuera de tiempo; redarguye, 385
reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina" (2 Tim. 4:1, 2). El ministro debe ceder al hábito de relatar
anécdotas, sino predicar la
Palabra. "A los que persisten en pecar, repréndelos
delante de todos, para que los demás también teman. Te encarezco delante de
Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas
cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad" (1 Tim. 5:20,
21). "Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe
y pureza" (1 Tim. 4:12). "Procura con diligencia presentarte a Dios
aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra
de verdad" (2 Tim. 2:15).
Tenemos que presentar a Cristo a la gente, siguiendo
las palabras del apóstol: "A quien anunciamos, amonestando a todo hombre,
y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en
Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la
potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí" (Col. 1:28, 29). ¿Fue
esencial que Pablo tuviera esta experiencia? Lea cuidadosamente sus palabras, y
vea si es seguro que los ministros que esté por debajo de la santidad (Carta 3,
1892).
DISCURSOS SENCILLOS Y LLENOS DE SENSIBILIDAD. Los obreros no deben considerar que su deber es
administrar reprensión, señalar males existentes, y detenerse 386 ahí. Ese tipo de obra no hará ningún bien, sino
solamente descorazonar y desanimar. Se
deben predicar discursos sencillos, sensibles e inteligentes, que muestren a la
iglesia la necesidad de buscar al Señor en oración, y de abrir el corazón a la
Luz de la vida, y que conduzcan a sus miembros a participar en una obra de
humildad para Dios.
A cada hombre Dios le ha dado su obra; a cada obrero que
participe en el servicio para él, le
dará una parte que cumplir en comunicar la luz y la verdad (MS 95, 1907).
LA GRACIA RENOVADORA. Estoy determinada a mantener delante de la gente, el
hecho de que debemos tener unidad. Debemos cesar toda crítica. Debemos insistir en que la gran peculiaridad
que distingue a los cristianos de los demás, es la unión que existe entre ellos
y el Señor Jesucristo, mediante el ejercicio constante de la fe, que obra por
amor y purifica el alma. Esta unión,
esta unidad con Cristo, conduce a la unidad, y al amor de unos hacia
otros. Los cristianos se deleitan en
honrar a Dios obedeciendo sus mandamientos.
Unidos en el amor de Cristo, tienen amor los unos para con los otros.
Debemos insistir sobre este tema, más de lo que lo
hemos hecho. El tema de su gracia
renovadora presentada en los discursos agradará al Señor, y su Santo Espíritu
vendrá a los corazones, de los que escuchen (Carta 42, 1906). 387
LA
VOZ: SU EDUCACIÓN Y USO CORRECTO. POR
ELENA G. DE WHITE. SECCIÓN
VI. EL CONTENIDO DE NUESTROS DISCURSOS. CAPÍTULO 60. LA PIEDAD PRÁCTICA.