Pero un samaritano, que
iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y
acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura,
lo llevó al mesón, y cuidó de él. (Lucas
10: 33, 34).
Me ha sido mostrado que
la obra médico-misionera hallará en la más profunda degradación a hombres que
una vez tuvieron mentes puras y preciosas cualidades, los cuales serán
rescatados de su condición caída por medio de un trabajo apropiado. La verdad,
tal como es en Jesús, es la que ha de ser presentada delante de las mentes
humanas después de que se les ha atendido bondadosamente y se ha suplido sus necesidades
físicas.
El Espíritu Santo está
actuando y cooperando con los agentes humanos que están trabajando por tales
personas y algunas apreciarán el fundamento [puesto] sobre una roca para su fe
religiosa. No han de presentarse doctrinas que resulten chocantes a estos individuos
a quienes Dios ama y compadece; pero cuando son ayudados físicamente por
quienes realizan la obra médico-misionera, el Espíritu Santo coopera con la
labor de los agentes humanos para despertar las facultades morales.
Los poderes de la mente se despiertan a la actividad, y esas pobres vidas, muchas de ellas, serán salvas en el reino de Dios.
Los poderes de la mente se despiertan a la actividad, y esas pobres vidas, muchas de ellas, serán salvas en el reino de Dios.
No hay, ni habrá jamás,
nada comparable a la obra del buen samaritano para dar carácter a la misión de
presentar la verdad que ayude a la gente, llegando hasta ella donde esté. Un
trabajo adecuadamente conducido para salvar a los pobres pecadores que han sido
pasados por alto por las iglesias, será una cuña metida por donde la verdad
establecerá su morada.
Un diferente orden de
cosas necesita establecerse entre nosotros como pueblo, y si esta clase de obra
se realiza, entonces se creará una atmósfera enteramente diferente alrededor de
los obreros, porque el Espíritu Santo se comunicará a todos los que están
haciendo el servicio de Dios, y aquellos que están obrando con el Espíritu
Santo serán un poder de Dios para levantar, fortalecer y salvar a las personas
que están próximas a perecer.
El ministerio de la
bondad, pp. 135 136. 159 RP
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