jueves, 11 de junio de 2020

28. DIOS ELIGE Y PREPARA A TODOS.


Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, 
ni el rico se alabe en sus riquezas.  Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: 
en entenderme y conocerme, que Yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia 
en la tierra;  porque estas cosas quiero, dice Jehová. (Jeremías 9: 23, 24).

El Señor obra a su manera para no dar lugar ni al ensalzamiento ni al orgullo del hombre que tiene la tendencia a atribuirse la gloria de sus logros.  Dios anhela que entendamos que todos los talentos y dones le pertenecen.  El Señor obra por medio de quien él quiere.  Toma a los que serán sus mensajeros y no los consulta acerca de sus preferencias respecto a la clase de persona y al modo en que les gustaría recibir el mensaje de Dios.

Se valdrá de los que están dispuestos a ser usados por él.  Quiere utilizar a hombres inteligentes, siempre que se dejen moldear y preparar; y que adapten el testimonio de acuerdo a sus órdenes.
Los hombres encumbrados o inferiores, educados o ignorantes, harían bien en permitir que el Señor conduzca el arca de su vida.  La obra del ser humano consiste en obedecer la voz de Dios.

Cualquiera que esté relacionado con la causa de Dios, permanentemente debe estar bajo la disciplina de Señor. "Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.  Más alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová" (Jer. 9: 23, 24).

Hay mucha gente que perece por falta del pan de la vida, y que está sedienta del agua de la salvación.
¡Ay de aquel que, por lo que dice o escribe, aparta a otro para llevarlo por un camino equivocado!

El Espíritu de Dios insta al hombre, y le presenta su obligación moral de amarlo y de servirle con todo su corazón, poder, fuerza y mente, y a querer a su prójimo como a sí mismo. 
El Espíritu Santo actúa sobre el yo para que sea consciente del poder de Dios, 
a fin de despertar cada facultad espiritual para una acción concertada.
Review and Herald, 12 de mayo de 1896. 175 RP/EGW

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